Mientras los medios de comunicación, tradicionales y contemporáneos, se atiborran de referencias repetitivas sobre la vida, obra y ¿milagros? de Isabel II, las imágenes del nuevo rey Carlos III firmando sábanas de papel o los devaneos sobre quiénes asistirán al funeral de la otrora reina longeva, el espacio dedicado a noticias científicas se reduce a un mínimo incomprensible.
Como seres pensantes que somos, es ridículo permitirnos una cobertura de 24 horas sobre un acontecimiento, sin duda importante, pero que se puede narrar desde la contención y sin la necesidad de repetir mil veces lo ya sabido.
En el mundo real, el que importa y nos afecta, sigue existiendo una pandemia por un virus respiratorio que no deja de mutar, la viruela del mono se va extendiendo, el cambio climático nos está llevando a la destrucción como especie, la guerra de Ucrania puede desencadenar un conflicto nuclear y cada día se generan cientos de artículos científicos con descubrimientos que nos salvarán en algún momento del futuro cercano.
Por eso hoy aprovecharé este espacio para ponerte al día sobre descubrimientos relevantes que hemos conocido en los últimos días y que, desafortunadamente, no han encontrado sitio en las mesas de tertulias ni editoriales suntuosas.
1. Cuatro puntos de inflexión climática
Empiezo por el medioambiente. Según un estudio recién publicado en la revista científica Science, de no regular el calentamiento global es probable que se desencadenen cuatro puntos de inflexión climáticos que cambiarán la Tierra.
¿Qué es un punto de inflexión climático? Este factor nos indica que un efecto secundario del calentamiento es irreversible y se autoperpetúa. El equipo de científicos autores del artículo examinó 16 de estos puntos y, a pesar de que en la actualidad ninguno de ellos llega al momento de no retorno, cuatro se acercan peligrosamente.
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Son el colapso lento, pero irreversible, de las capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida Occidental; la desaparición de los arrecifes de coral tropicales en todo el mundo; y el deshielo del permafrost (capa de hielo permanente) del norte del planeta que libera cantidades masivas de gases de efecto invernadero atrapados en la tierra por ahora congelada.
Específicamente si la temperatura sube 1,5 grados Celsius, todo se descontrolará. Es importante tener en cuenta que las políticas medioambientales actuales sitúan a la Tierra en una trayectoria de unos 2,7 grados Celsius de calentamiento en los próximos años. No es una opinión, es ciencia.
2. ADN neandertal
De la gravedad del cambio climático te llevo a una curiosidad que puede aportar claves para conocernos mejor, genéticamente hablando. Hace unos días ha visto la luz un trabajo científico donde se demuestra que, en la actualidad, muchas personas tienen un pequeño componente de material genético, lo que llamamos ADN, de los neandertales.
En palabras algo más sencillas, es probable que tú y yo tengamos genes de ellos.
Los resultados publicados sugieren una importante prevalencia de la mezcla con linajes arcaicos en la evolución de nuestra especie. Las pruebas paleogenéticas indican que la hibridación con neandertales y otros grupos antiguos se produjo en múltiples ocasiones. Parece ser que nuestra historia se asemeja más a una red o a una corriente trenzada que a un árbol. Poco a poco va quedando claro que el origen de la humanidad fue más complejo de lo que pensábamos.
3. Regeneración de órganos
Siguiendo con la hibridación, esta semana mi equipo acaba de dar a conocer un trabajo que mucho tiene que ver con las mezclas y los híbridos. Siempre se ha dicho que las células madres son capaces de "convertirse" en diferentes tejidos y de esta forma poder reparar daños en órganos afectados. Sin embargo, la movilidad de las células madre es limitada y su uso en medicina regenerativa no ha tenido el éxito esperado.
Nuestros experimentos apuntan a que estas células prodigiosas, presentes en la grasa, se pueden fusionar con otras del sistema de defensa generando unos curiosos híbridos con muchísima movilidad. Fue sorprendente comprobar que los híbridos mantienen la capacidad de "convertirse" en otros tejidos según se requiera.
De gran importancia es el hecho que el proceso no provoca tumores. ¿Se abre una nueva puerta para la regeneración de órganos? Lo iremos contando.
4. ¿Cómo controlamos la agresividad?
Otro estudio que ha llamado la atención es el que ha publicado Kenta Asahina con su equipo de investigación del Instituto Salk. En lugar de estudiar los mecanismos cerebrales que causan el comportamiento agresivo, estos investigadores se han interesado por las señales moleculares que indican al cuerpo cuándo es el momento de dejar de pelear.
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El estudio se ha realizado en las moscas de la fruta. En esta especie han identificado un gen y un grupo de células del cerebro esenciales para la supresión de la agresividad.
"¿En una mosca?" quizá te preguntes. Los científicos solemos usar modelos simples para realizar los primeros descubrimientos que nos llevan a comprender cómo funciona algo en los humanos.
Por ejemplo, la forma en que nuestro sistema de defensa reconoce en primera instancia una infección fue descrita por primera vez en la misma mosca de la fruta y años después se verificó en mamíferos incluyendo a los humanos.
La continuidad de línea de investigación de Asahina nos puede llevar a comprender y regular algunas enfermedades psiquiátricas que implican comportamientos agresivos y pérdida del control.
La desescalada o capacidad de decidir cuándo es el momento de dejar de luchar es un comportamiento vital para la supervivencia. Este proceso permite a los animales ajustar su agresividad en función de los costes y los beneficios de un encuentro con un rival. La forma de detectar cuándo es el momento de reducir la agresividad es compleja porque no existe un desencadenante obvio. La investigación promete.
5. Maradona vs. la Covid-19
Revisando mis notas compruebo que puedo seguir mencionándote avances importantes para el futuro del planeta y nuestra especie. Desde los laboratorios todos los días se genera información digna de copar informativos y portadas. ¿Por qué no lo hacemos?
Hoy recuerdo con vergüenza ajena cuando los responsables de un programa de televisión me mantuvieron esperando en el plató durante cuatro horas y media para informar sobre las últimas novedades de la Covid-19 mientras se sucedían en bucle las referencias al fallecimiento de Maradona.
Luego de 270 minutos de espera, los responsables de producción me dijeron que regresara a casa porque la actualidad no daba cabida a 120 segundos sobre la pandemia. Necesitaban seguir rellenando espacio con las mismas anécdotas e imágenes que llevábamos viendo desde el comienzo del programa.
Evidentemente, protesté con airada energía y no me fui del sitio hasta que se me concedieran esos dos minutos (cronometrados) para explicar cómo en mi laboratorio habíamos obtenido una forma de predecir la evolución de los pacientes con Covid al llegar a Urgencias. Nunca más me llamaron.
De alguna manera tenemos que relativizar la importancia de los hechos y dónde poner el foco informativo. ¿Me ayudas a hacerlo?