Para qué sirve un autónomo se pregunta el Gobierno, si la riqueza la genera la Moncloa y el empleo duradero (oleada tras oleada de nuevos funcionarios) también. Qué caballo de Troya anacrónico y fascista es ese de un particular arriesgando su tiempo, su capital y en muchas ocasiones hasta la casa y los calzones para generar nuevos puestos de trabajo.
El autónomo es un suicida que nunca tuvo valor para consumarlo y por eso arrancó un negocio, que es otra forma de morirse, pero reversible. Por eso al autónomo, según Pedro Sánchez, hay que sacarlo del error y hacerle ver la luz de que se vive mejor con catorce pagas, subidas puntuales de salario a costa del erario, vacaciones y moscosos.
Desintoxicarle de ese afán de aventura y riesgo que le corre por las venas.
Demostrarle que el Estado lo puede todo, incluso con 47 millones de funcionarios en nómina si nadie lo remedia.
Al autónomo hay que quitarle las ganas, por su propio bien. Y si necesita adrenalina, que aproveche los días libres para practicar salto base. Y si no, con bromuro y con Hacienda a por él.
Qué es eso de que quede gente en España con iniciativa y dispuesta a arriesgar. Ni que viviéramos todavía en el siglo pasado. ¡Subversivos no, gracias!
2022 registró su peor dato de inscripción de trabajadores por cuenta propia desde 2012. Pero da lo mismo porque nadie sabe para qué sirve un autónomo. De ahí que no haya ningún ministro preocupado. Cuando se den cuenta de la gravedad de la situación hasta los de Greenpeace cambiarán las pancartas por otras que pongan: "Salvemos a los autónomos".
Porque en España el autónomo es una criatura en peligro de extinción, como el urogallo cantábrico o la liebre de piornal. Sobre todo si se los compara con los de los países de alrededor.
El último recurso será llevar a dos de ellos (uno hembra y uno macho) a Faunia para ver si se aparean y nacen pequeños autonomitos que paguen puntualmente el impuesto revolucionario que alguien entendió que deben de pagar los autónomos por trabajar.
Sísifos de los 365 días del año que, además, tienen que pagar para que les dejen continuar. Como si el IVA, el IRPF y la cuota de la Seguridad Social no fueran suficientes.
Nos hemos acostumbrado durante los distintos gobiernos del PSOE y del PP a que en lo único que estén de acuerdo Gobierno y oposición es en maltratar al autónomo. En estrecharle cada vez más la red de seguridad, a ver si con suerte se acoge a un subsidio o a una plaza pública y deja de incordiar.
Hemos cerrado un diciembre negro para el empleo y un año en el que sólo hay cinco autónomos nuevos en España. Para qué sirve un autónomo. Y usted me lo pregunta. Si según el Gobierno no existen, son los padres, un fauno, una quimera, un Leviatán.
A este paso será más difícil encontrar un autónomo en España que un crío en Soria.