Aquí no dice la verdad ni Dios. España lleva tanto tiempo mintiéndose a sí misma que cuando le aflora una verdad por la mañana se tapa urgentemente con más actualidad. Como si decir la verdad le diese pudor.
Por eso se saca un escándalo urgente de la oposición. Y si no se encuentra, se inventa. O se tira del pasado, que siempre es preferible a reconocer la verdad.
Abren los periódicos con lo de Tito Berni y el PSOE nos habla de Mariano Rajoy. ¡Viva la honestidad! Y la verdad, que en España es la hermana pobre, fea, mutilada y exiliada de la actualidad.
Aquí se está poniendo tan cara como el petróleo porque rocían de gasóleo cualquier atisbo de verdad y le prenden fuego para que en vez de sopesarla dancemos alrededor. Y, si lo excepcional es la verdad, un miércoles sin nombre nos dirán que no estamos en España, y que esto no es una monarquía parlamentaria y que Cataluña es independiente y que Pedro Sánchez fue primero de su promoción y que el tofu sabe a lechazo y a ver cómo les dice usted que no.
Como esos tipos que en vez de reconocer esa verdad perra de la genética se van a Estambul y aseguran al volver que no se han hecho nada, que el pelo les ha crecido dándose baños en el Bósforo y rezando, en Santa Sofía, una oración.
A los niños y algunos políticos hay que enseñarles que lo correcto es decir la verdad, que si fuese fácil o careciese de consecuencias no tendría ningún valor. Ni lo habrían convertido en uno de los temas centrales de su obra la mayoría de los filósofos de nuestra civilización.
Si algún diputado más del PSOE se fue con Tito Berni a cenar y a frecuentar mujeres ligeras de ropa, yendo ellos ligeros de principios y desnudos de cualquier ejemplaridad, es algo que no nos confesarán. Como mucho lo sabrán los servicios de Inteligencia marroquíes y la madame del local.
A Pedro Sánchez no le interesa tanto como a la Fiscalía. Para qué les va a apretar las tuercas a los suyos si la verdad ahora es subjetiva y cambia fluidamente de sexo y de versión.
Nos hemos acostumbrado a mentir, pero sobre todo a mentirnos a nosotros mismos porque la mentira es la nueva verdad. La transverdad: lo que hoy era cierto, mañana el PSOE, Ana Pastor y Podemos dirán.