En el PSOE no son conscientes aún, pero el hechizo se ha roto

Sondeo de Sociométrica para EL ESPAÑOL en Aragón.

1. El PSOE resiste mejor de lo previsto, pero no lo suficiente como para compensar el crecimiento del PP. 

2. El PP gana, pero levemente por debajo del resultado que le permitiría presumir de una victoria arrolladora. 

3. La fragmentación y reducción del antiguo espacio de Podemos y de los cantonalistas/nacionalistas destruye cualquier posibilidad de una suma viable para el PSOE. 

4. Vox carece de fuerza para hablarle de igual a igual al PP, pero sí consigue la suficiente como para convertirse en un potencial saboteador de gobiernos de derechas.

5. El desplome de Ciudadanos les deja fuera de las Cortes por muy poco. Pero esos votos que el votante naranja lanza al vacío abocan al PP a depender de Vox. 

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Una conclusión personal. El límite del 3% es insuficiente para evitar una atomización de los parlamentos que los aboque a convertirse en un rosario ingobernable de fuerzas menores. Entre la representatividad y la gobernabilidad, España debería escoger hoy la gobernabilidad. La representatividad absoluta es la aspiración eterna de los politólogos del entorno socialista por razones evidentes, pero la zona de confort del español es la tribalidad y eso dinamita el interés general en beneficio de los intereses particularistas, como demuestra la facilidad con la que se ha contagiado el nacionalismo vasco y catalán a comunidades como la balear, la navarra, la asturiana o la valenciana. 

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Los barones del PSOE tienen ya señales por doquier de que EH Bildu ha reventado la campaña electoral. Aquellos cuya reelección pende de un hilo saben que ETA podría ser el factor que decante la balanza hacia el PP el 28M. "Quien a Bildu mata a ETA muere" podría ser el lema de estas elecciones. 

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Pero más interesante aún que aquellos barones socialistas que han clamado contra los pactos del PSOE con EH Bildu son aquellos que han callado o que se han puesto de perfil.

Ximo Puig se ha limitado a mostrar de forma genérica "su respeto" hacia las víctimas y ha acusado a la derecha de utilizar el terrorismo electoralmente. Francina Armengol, cuyo director de Política Lingüística comparó a Ciudadanos con ETA en 2019, no ha mostrado por el momento mayor preocupación. María Chivite, la más radical, ha defendido la "estricta legalidad" de la inclusión de asesinos en las listas de EH Bildu. 

El mapa moral del PSOE y de las comunidades que gobierna el socialismo está a la vista. Barbón, Lambán, Page y Vara a un lado. Puig en tierra de nadie. Armengol y Chivite al otro. La España sana, la pusilánime y la tóxica. 

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Un poco de psicología postelectoral. ¿Cómo analizarán los barones del PSOE los resultados electorales el 29M?

Aquellos que hayan perdido el poder acusarán a Pedro Sánchez por sus pactos con unas fuerzas extremistas que le han mantenido en el poder durante cuatro años a costa de sus barones. Aquellos que lo hayan conservado capitalizarán la victoria y se sentirán legitimados para imponer un cambio de rumbo a medio plazo en el PSOE. 

Las elecciones se habrán perdido POR Pedro Sánchez y se habrán ganado A PESAR de él. Sólo un resultado superior a las expectativas acallará las críticas. 

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El PP también tiene un serio problema. "Vox conseguirá mejor resultado del que vaticinan los sondeos" me dice un diputado popular del Congreso. Y "mejor resultado" quiere decir que Vox tendrá los votos suficientes como para que el PP le necesite, pero no tantos como para sentirse obligado a comportarse con responsabilidad institucional.

¿Se convertirá por tanto el PP de Alberto Núñez Feijóo en un rehén de Vox como el PSOE de Pedro Sánchez lo ha sido de Podemos, ERC y EH Bildu?

Si el PP no logra que cale en el votante de derechas la necesidad del voto útil, la tónica gamberra de Javier Ortega Smith en Madrid durante los últimos cuatro años (reventar votaciones clave a cambio de nada mientras se exigen contrapartidas grotescas) será la dominante allí donde el PP necesite de Vox.

Si Feijóo quiere un anticipo, aquí lo tiene:

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Ciudadanos se enfrenta a una paradoja que puede ser terminal para ellos. La de que un partido que aspira a convertirse en la bisagra que evite que PP y PSOE pacten con Vox y Podemos acabe arrebatándoles a ambos, sin contrapartida, los votos necesarios para que no depender de los radicales. El daño será mayor en cualquier caso para el PP porque el electorado de Ciudadanos está mucho más cercano a los populares que a los socialistas, aunque en el partido sigan engañándose todavía hoy respecto a ello. 

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Decía Frank Herbert, el autor de Dune, que Richard Nixon había sido un excelente presidente porque había enseñado a los americanos a desconfiar del Gobierno.

Algo parecido ha ocurrido con Pedro Sánchez y el PSOE. Llegarán otros líderes socialistas, pero ya nada volverá a ser igual para ellos. El hechizo se ha desvanecido y la fuerza de la inercia, la del PSOE como partido-por-defecto del español medio, se está frenando. Como se están frenando tantas otras que hasta ahora parecían endémicas en España (por ejemplo la del liderazgo económico de Cataluña y el País Vasco, por el que ningún actor económico relevante apuesta hoy a largo plazo, o la de la "irrecuperabilidad" de Andalucía, otro mito en acelerada demolición). 

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Prometían asaltar los cielos y han acabado clamando por un Día del Espectador público. Como dice el viejo chiste, "el socialismo funciona por las mismas razones por las que funciona una trampa para ratones: porque el ratón no sabe por qué el queso es gratis".

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Anteriores entregas de Maldades de campaña:

Día 1 de campaña: La campaña empieza en Barcelona con la tradicional pegada (de mamporros)

Día 2 de campaña: El combate del siglo: ETA y los okupas contra Joe Biden

Día 3 de campaña: A Bildu le molesta "el ruido de Madrid" y pide silencio sepulcral

Día 4 de campaña: Pablo Iglesias amenaza con generar "conflicto" y ERC se estrella en Barcelona