El argumentario hablaba de peligro para la democracia y de parar un golpe de Estado. La banda sonora consistía en Quevedo y Bizarrap y remixes de la Carrà. Es lo malo de hablar en hipérboles. Es muy fácil que el propio entorno te desmienta.
María Jesús Montero arengando a la concurrencia daba una imagen más cercana a la monitora de gimnasia de un centro de día que a la próxima primera ministra de una de las grandes economías de la Unión Europea.
El pinchazo de la iniciativa norcoreana abre un hueco para la esperanza. Pero es muy pequeño. La sensación se ha atemperado aunque en esencia es la misma.
Da igual que se vaya o que se quede. Ya ha ganado. En cualquiera de los dos casos, la esfera pública española aparece moldeada a imagen y semejanza de Pedro Sánchez.
Se repiten constructos sin someterlos al mínimo análisis crítico. Dan igual los tahúres del Mississippi y los soplamocos que hacen volar gafas. Cada cosa es "inédita" y "todas las líneas rojas" se traspasan diariamente. (Quién será el funcionario encargado de volver a colocarlas en su sitio).
Abrir la boca es "ruido" y expresar cualquier crítica es "fango". Como señala David Jiménez Torres, se utiliza la palabra "jauría" para atacar a aquellos que "deshumanizan".
Una pifia informativa en una cabecera vale para desacreditar todo lo publicado por otra. (Y que nadie se ha molestado en desmentir).
Determinados periodistas se muestran orgullosos de firmar un manifiesto que pide ser más amable con el poder.
Se retuerce el prisma para hablar de enmienda a la masculinidad tóxica allí dónde sólo se exhibe narcisismo.
En una red social se teclea que la capital es una olla a presión irrespirable y en la otra se sube una story con el vermut del mediodía.
Buena parte de la opinión publicada ha dado por bueno que los problemas que rodean la circunferencia del ombligo del presidente del Gobierno son más importantes que los del conjunto de la ciudadanía.
Se acusa sin pruebas de prácticas delictivas a todo aquel que ose ejercer de contrapeso. La familia es intocable a no ser que seas la hija de un juez. No se disimula en escenificar lo que le espera a cualquier togado que se exponga a iniciar una mera indagación preliminar. Se pide test de pureza ideológica para poder ejercer la acusación popular que reconoce la Constitución.
La lógica binaria que trajo consigo el llamado sanchismo contamina ya casi todos los espacios compartidos. Algunos parecen desear un reverso antes que la alternativa. Si Pedro se hubiera sujetado los dedos antes de perpetrar su carta, este texto estaría criticando al gobierno municipal que PP y Vox sostienen en Alpedrete (Madrid), por disponerse a quitar los nombres de Paco Rabal y Asunción Balaguer de sendos espacios públicos de la localidad.
Pedro Almodóvar llora y, en el fondo, le entendemos. Qué hemos hecho para merecer esto.