Miami no está sola en sufrir las temperaturas más altas registradas en la historia para esta época del año. Lo mismo ha ocurrido en la Ciudad de México, Nueva Deli y varios otros lugares del mundo.
De hecho, el mes pasado fue el mayo más caluroso jamás registrado a nivel mundial, y el duodécimo mes consecutivo en llegar a un nuevo récord de calor, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus de Europa.
Sin embargo, sorprendentemente, a pesar de que el planeta también registró temperaturas máximas sin precedentes en 2023, el cambio climático no figura entre las principales preocupaciones de los votantes en la campaña presidencial para las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos.
El cambio climático ocupa el lugar número 18 entre las prioridades de los estadounidenses, muy por debajo de la economía y la inmigración, según una encuesta reciente del Pew Research Center.
Lo que es peor, el aspirante presidencial Donald Trump, un escéptico sobre el cambio climático, podría salir elegido en noviembre. Trump se ha burlado repetidamente de las advertencias sobre el cambio climático y promueve los combustibles fósiles, ignorando el consenso de la comunidad científica mundial de que las temperaturas extremas están siendo causadas por las emisiones de gases tóxicos provocadas por el hombre.
Trump promete públicamente revertir las ambiciosas leyes del gobierno del presidente Joe Biden para combatir el calentamiento global. Según el sitio de internet oficial de la campaña de Trump, si el expresidente gana en noviembre, dará luz verde a las perforaciones petroleras y al fracking.
"El presidente Trump PERFORARÁ, BABY, PERFORARÁ", dice textualmente el sitio web oficial donaldjtrump.com, refiriéndose a la explotación petrolera.
El sitio de internet de Trump también dice que, "desde el primer día", el expresidente anularía cientos de leyes para combatir el calentamiento global adoptadas por Biden, incluidas normas para reducir las emisiones de los automóviles y subsidios para los compradores de vehículos eléctricos.
Trump también ordenaría nuevamente la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París de 2016 para controlar el cambio climático, que exige a los países que reduzcan sustancialmente las emisiones que calientan el planeta. Trump se había retirado del Acuerdo de París al comienzo de su mandato, pero Biden luego revocó esa decisión.
Los grupos ambientalistas están aterrados por la posibilidad de que gane Trump. Si eso ocurre, la nueva administración "daría un mazazo a las políticas climáticas y ambientales de Estados Unidos", dijo el grupo ambientalista Sierra Club el 30 de mayo.
Mientras que Trump ha calificado el concepto de cambio climático provocado por el hombre como una patraña, Biden ha descrito la crisis climática como una "amenaza existencial". En lo que puede ser uno de sus mayores logros, Biden aprobó en 2022 la ley más ambiciosa de Estados Unidos para luchar contra el calentamiento global.
La Ley de Reducción de la Inflación 2022 de Biden, que fue llamada así engañosamente en un esfuerzo por lograr su aprobación en el Congreso, incluye más de 100 nuevas regulaciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, preservar tierras públicas y promover el uso de energía solar, eólica y otras energías alternativas.
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La ley de Biden da más de 300.000 millones de dólares en créditos fiscales para acelerar la transición a fuentes de energía limpia. Según la prestigiosa revista Science, esa ley de Biden, junto con su ley de infraestructura, reducirán las emisiones tóxicas de Estados Unidos en un 40% con respecto a los niveles de 2005 para 2030.
El principal argumento de Trump para desestimar las advertencias sobre el cambio climático es que la transición a las energías verdes es demasiado costosa, y por lo tanto se trataría de un plan que "mata industrias" y "elimina empleos".
Pero la política de Trump de "perforar, baby, perforar" es puro populismo económico. Al igual que los populistas de todos los colores políticos, Trump está ofreciendo un alivio económico instantáneo a expensas de la destrucción gradual del planeta.
Es una política increíblemente miope y boba, especialmente en momentos en que hay olas de calor sin precedentes, glaciares que se están derritiendo, niveles del mar que están aumentando y tormentas tropicales más severas que nunca en todo el mundo.