Pedro Sánchez obtuvo 121 escaños en las últimas elecciones generales de Julio de 2023. Según la media de encuestas, hoy tendría aproximadamente lo mismo, o incluso algo más, con una oscilación entre 120 y 125.

¿Cómo es posible que, tras las múltiples crisis y polémicas que está protagonizando su partido, su gobierno, y su propia familia, siga teniendo tal cantidad de apoyos?.

Expongo 8 motivos convergentes y retroalimentados entre sí.

1. La polarización del electorado

El actual panorama político está profundamente crispado y polarizado, lo que implica que los votantes tienden a mantenerse leales a sus partidos, con tal de mantener una alta competitividad respecto del adversario.

Esta polarización, alentada de manera calculadamente exagerada desde el gobierno agitando el miedo (y el odio) a la “derecha y ultraderecha”, origina que muchos votantes del PSOE descontentos con Sánchez, le vean como el "mal menor", y antes de abstenerse le sigan apoyando a pesar de los escándalos.

Esta agitación hace, además, que los votantes más ideologizados justifiquen o minimicen los problemas de Sánchez cuando sienten que PP y Vox, juntos o separados, podrían sumar más escaños que el bloque actual, lo que consideran algo inadmisible. Evitar un mal mayor sería su lema.

2. El hundimiento de Sumar

Sumar, que inicialmente se presentaba como una alternativa progresista capaz de aglutinar “a toda la izquierda de la izquierda”, ha sufrido una caída en apoyo de más de la mitad, debido a la falta de cohesión interna, los desacuerdos con Podemos, el desdibujamiento del proyecto, y una agenda que no ha logrado conectar ni con los votantes de izquierda más moderados ni con los de tipo nacionalista más extremo, quedando en una equidistancia electoralmente fracasada.

Esto se materializa en un transvase de votos desde Sumar hacia el PSOE, exactamente de cuatro puntos, ya que muchos electores ven en Sánchez una opción más sólida y estable para mantener a la izquierda unida y en el poder.

Sumar también transvasa votos a Podemos, dos puntos, y aunque escaso, fragmenta ambas opciones y les hace rentabilizar muy mal los escaños favoreciendo al PSOE.

3. El control absoluto de la narrativa

El gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado ser hábil en el manejo de la narrativa política, restando importancia a los escándalos o encuadrándolos como ataques de la oposición, y más recientemente, como campañas mediáticas llevadas a cabo por los medios que él considera críticos y/o alineados con los intereses de la derecha.

La capacidad de Sánchez y su equipo para organizar argumentarios de forma diaria, y hacer que todos sus ministros y cargos públicos los repitan al unísono una y otra vez, consigue desviar el foco de los casos más críticos construyendo una red de enemigos cada vez más sólida e identificada.

Así, al desacreditar a los denunciantes, como Ayuso, el sindicato Manos Limpias, medios de comunicación concretos, al pacto PP-Vox, y a los propios jueces, sin ningún tipo de reparo, alimentan la teoría del complot, construyen una épica y cohesionan a sus votantes de siempre ante un enemigo común cada vez más poderoso.

La estrategia, bien conocida desde siempre, sigue siendo muy eficaz.

4. La agenda económica y social

A pesar de los escándalos, el gobierno de Sánchez ha implementado políticas sociales y económicas que son populares entre su base electoral.

Medidas como el incremento del salario mínimo, ingreso mínimo vital, los avances en igualdad de género, la defensa de los impuestos a los ricos, la “pacificación” de Cataluña o el fortalecimiento del estado del bienestar, - tanto si es real como publicitado-, son bien recibidas y valoradas por amplios sectores de la sociedad.

Es cierto que inmigración y vivienda siguen siendo enormes problemas sin resolver, pero cuando la economía no es un problema (real) para la mayoría de los ciudadanos, muchos de ellos tienden a votar continuidad a pesar de que haya escándalos políticos, que pasan a verse como parte del escenario.

Este enfoque en las políticas de bienestar ha permitido a Sánchez consolidar un núcleo suficiente de apoyo, que – por ahora -, parece inmune a los ataques personales o a las controversias que afectan a su entorno.​

5. El ventilador de la corrupción

Los casos de corrupción y controversias no son exclusivos del PSOE. La percepción generalizada entre el electorado es que la corrupción está extendida en la política española, y tiene sus vaivenes de actualidad, lo que ha llevado a una especie de "fatiga" en la que los votantes, en lugar de castigar a un partido por sus escándalos, se vuelven más apáticos o indiferentes a la hora de elegir al partido más honesto o castigar al más corrupto.

También el gobierno sabe manejar este relato, y cuanto más rodeado se encuentra por sus problemas, más enfangan el campo mediático haciendo ver que el PP tiene incluso más casos de corrupción que el PSOE.

Sin entrar en la veracidad de estos mensajes cruzados, la consecuencia es una sensación de desbordamiento y confusión, lo que diluye el impacto electoral únicamente en el PSOE. ​

6. La división de la Oposición

La fragmentación matemática de la derecha, con un PP que lucha – y se desgasta - por recuperar su posición frente a un Vox que no baja del 10%, también ha contribuido a la estabilidad del PSOE en las encuestas.

Cuanto menor sea la diferencia entre PP y Vox, peor rentabilización de escaños, y mejor para el PSOE, por lo que alentar la competición igualitaria entre ambos es otra estrategia de Pedro Sánchez que puede considerarse de éxito.

A ello hay que añadir la falta de una oposición unificada y cohesionada en cuanto a argumentos, lo que permite que el PSOE siga siendo percibido como una opción viable y más nítida para muchos votantes de centro izquierda desencantados, pero que no encuentran en la derecha ningún motivo para su voto moderado.​

7. Cataluña, Illa y el PSC

Un factor adicional que ha reforzado la intención de voto del PSOE es la importante bolsa de votos socialistas provenientes de Cataluña, donde el PSC, liderado por Salvador Illa, gobierna de forma aparentemente estable.

Illa, quien goza de un cierto carisma y una imagen de gestor competente, ha capitalizado el liderazgo en la Generalitat para atraer tanto a votantes socialistas tradicionales como a aquellos catalanes que buscan una vía moderada frente a la polarización política nacionalista.

Esto ha permitido que el PSOE mantenga una base sólida en Cataluña, más de un millón de votos, un territorio históricamente crucial para su éxito electoral a nivel nacional. La estabilidad y crecimiento del PSC le está asegurando a Sánchez un flujo constante de apoyo hacia el PSOE, compensando posibles pérdidas en otras regiones como Madrid o la Comunidad Valenciana​.

8. Mujeres, jóvenes, parados, bajos estudios y municipios medianos o pequeños

Todo lo anterior parece tener un caladero sociodemográfico muy concreto, en el que el PP no parece tener demasiada penetración.

Así, analizando tanto las encuestas propias como los datos brutos del CIS, los segmentos que muestran un mayor apoyo al PSOE, y que están demostrando ser más sensibles a la estrategia socialista son las mujeres, los más jóvenes, concretamente hasta los 35 años, parados pero también trabajadores de base o poco cualificados, los de menos estudios o elementales, y/o aquellos que viven en municipios pequeños o medianos.

Todo ello suma más de siete millones de votos, los necesarios para mantener un suelo (por ahora), de 120 escaños.