Carlos Mazón ha nombrado a Francisco José Gan Pampols vicepresidente del Gobierno valenciano para la Recuperación Económica y Social.

El nuevo vicepresidente segundo y conseller para la Recuperación Económica y Social, Francisco José Gan Pampols, toma posesión de su cargo en el Palau de la Generalitat valenciana.

El nuevo vicepresidente segundo y conseller para la Recuperación Económica y Social, Francisco José Gan Pampols, toma posesión de su cargo en el Palau de la Generalitat valenciana. Rober Solsona Europa Press

Un puesto que implica la responsabilidad de diseñar un plan de recuperación y coordinar las labores de reconstrucción de las zonas afectadas en Valencia. Unas zonas que siguen pareciendo, cuatro semanas después, el escenario de una guerra

Hay un detalle que ha hecho saltar las alarmas en algunos sectores de la opinión pública española: que Gan es teniente general retirado del Ejército de Tierra. Es decir, que fue militar.

Como era de esperar, han empezado a surgir ciertos murmullos. Cuidado, que vienen los militares. Cuidado, que así empiezan y se justifican las dictaduras. Cuidado, que nos lo han metido sin darnos cuenta.

Cuidado, cuidado, cuidado.

Unos murmullos que demuestran el desconocimiento que hay con respecto a las Fuerzas Armadas y el significado del concepto "retirado", y que reflejan la necesidad de aclarar un punto fundamental del nombramiento: Gan ya no es militar en activo. Está retirado, al cumplir los 65 años colgó sus galones, se despidió del Ejército y se jubiló. 

Por supuesto, igual que un maestro por vocación, de corazón seguirá siendo militar hasta el día en que se muera.

Pero en este cometido y a efectos prácticos, se trata de un civil ocupando un puesto civil, y no de un militar ocupando un puesto en el gobierno, como se ha dicho en numerosas informaciones. 

Se trata de un civil en un puesto de gobierno con experiencia militar. Un civil en un puesto de gobierno con experiencia práctica en la reconstrucción de zonas devastadas por la guerra. Un civil en un puesto de gobierno que, como militar, lideró el equipo de Reconstrucción Provincial en Quala e Naw en Afganistán. 

Pero a todos los efectos, hoy, un civil.

Un civil que, además y puede que precisamente por su experiencia como militar, ha exigido no formar parte del circo político absolutamente vergonzoso que se ha montado alrededor de esta tragedia. Un civil que ha pedido libertad para actuar, porque "hay que trabajar" y los juegos políticos en momentos de emergencia, a la vista queda, estorban más que solucionan. 

He leído que Gan es ingenuo por pretender ocupar una vicepresidencia y no formar parte de la política. Pero en una zona devastada no hay lugar para la política de hoy en día, que consiste en un juego de poderes en el que las partes están constantemente ocupadas echando un pulso a ver quién gana. 

En una zona devastada solo hay energía y espacio para un único objetivo: la supervivencia.

También se comenta que Mazón ha efectuado este nombramiento para, una vez más, escudarse detrás de un uniforme. Y razón no falta, porque parece que se acude a los militares (y exmilitares) como garantía de éxito cuando no hay por donde coger una situación. 

Parecido a la relación que se tiene con ese "amigo", un poco pringado y rarito, con el que sigues manteniendo cierto trato por eso de la costumbre y la conveniencia. Con el que interactúas poco en tu día a día, por no decir nada, pero al que acudes como si fuese tu mejor amigo para que te ayude con el examen de matemáticas que, con toda probabilidad, vas a suspender. 

Desde luego, los políticos se esconden (muy a su pesar y como último recurso, porque no les deja en buen lugar) detrás de la experiencia adquirida con el uniforme. Y de una forma de hacer las cosas que exige el uniforme. Como un liderazgo y pensamiento estratégico claro, un espíritu de servicio marcado, un sentido del deber que obliga a finalizar lo que se ha empezado con disciplina, valor y esfuerzo.

Un uniforme que obliga a un imperativo que hemos visto también estas semanas en las hileras de voluntarios que llegan a las zonas devastadas, pero que ha brillado por su ausencia entre nuestros políticos.

No abandonar jamás a un compañero (ciudadano, vecino) que necesite ayuda.