Tras descorchar el champán esta noche y cuando en todas las cadenas estaban de acuerdo en que eran más de las 12:00, para una España fue 2025 y para la otra 1975 otra vez.
Porque según el meridiano exacto de Moncloa, que pasa por la A6 a la altura de Madrid, a las 00:00 horas empezó el 20 de noviembre de 1975. Y será 20 de noviembre de 1975 durante todo el año, los 365 días sin excepción.
Y no porque usted vaya a poder entrar de nuevo en Madrid sin necesidad de tener que comprarse un eléctrico de esos que se incendia incluso en invierno, sino porque el Gobierno ha decretado que este año toca 1975 y se acabó.
Todos los días de este año se va a morir Franco porque el Ejecutivo del PSOE (y el extinto Sumar) necesitan resucitar y matar constantemente al dictador para tener un algo que aportar al debate público mientras los jueces y la UCO siguen cercando a la mujer del presidente, a su hermano e incluso a "su" fiscal general.
Hoy a las 12:00 de la noche una de las dos Españas llegó al año nuevo como una interferencia de regreso al pasado en la que se escucha a Matías Prats, padre, diciendo: "¡Felicidades para todos! ¡Buenas noches y Televisión Española les desea feliz 1975!".
Y a partir de ahí todo por hacer. La Ley para la Reforma Política, desmontar las Cortes franquistas, abortar el intento de golpe de Estado de Tejero…
Es decir, el ridículo de fingir que están haciendo historia cuando la historia la hicieron ya hace cincuenta años nuestros padres y abuelos, que supieron estar a la altura del tiempo que les tocó vivir, a diferencia de estos políticos de papelón que se obcecan en el pasado porque el futuro requiere mucho más trabajo y conlleva el riesgo de tener que decir la verdad, aunque sea sólo una: la de que para construirlo conviene trabajar.
No hay otra forma de explicar este empeño que tiene el Gobierno de recrearse en una España ya pasada.
A Sánchez le interesa que sea 1975 durante todo el año porque él quiere ser Adolfo Suárez o cualquier otro presidente que no sea Pedro Sánchez. Pedro quiere urgentemente un Fernando Ónega que arregle en una frase lo que él no puede prometer y aún así promete cada vez que sale por televisión.
Tiene pinta de que este año de fastos para conmemorar la muerte del dictador se va a hacer más largo que toda la dictadura. Porque al PSOE le interesa la Transición mientras pueda instrumentalizarla. La concordia, ya es otra historia.