Quizá alguno de ustedes ya lo supiera, pero yo acabo de enterarme de que 2025 va a ser un año cuadrado: 2025 = 45 x 45. 

A los españoles, en realidad, nos gustaría más esperar un año redondo, pero el mundo está lleno de aristas, así que, ya puestos, que sea un cuadrado perfecto.

El último fue 1936 (ejem) y el próximo 2116, así que, para la mayoría de nosotros, 2025 será el único año cuadrado en el que vivamos.

Si de numerología hablamos, 2025 es un año 9, que marca (como último número en la escala de números pitagóricos) un cierre de ciclo a nivel universal.

Es decir: un nuevo comienzo.

Eso al menos es lo que esperamos en nuestro país. Según IPSOS, para siete de cada diez españoles, 2025 será un año mejor de lo que fue 2024. Lo cual no parece muy ambicioso: para la mitad de nuestros compatriotas, 2024 ha sido un mal año. Malo para nosotros y nuestra familia, pero aún peor para España (68%)

De lo que podemos estar seguros es de que 2025 será un año complejo, con multitud de frentes abiertos a nivel nacional e internacional. Un nuevo reto a nuestra resistencia. 

Pero, con todo, conviene recordarnos (a diario, no sólo a fin de año) que el mundo va a mejor. Sigue habiendo desigualdad, guerras, injusticias, pobreza, sufrimiento, enfermedades, catástrofes…

Pero, por mucho que nos empeñemos en clamar lo contrario, aunque nuestra percepción sea de pura ceniza, los datos objetivos no ofrecen duda: de todos los mundos que en la Historia han sido, este en el que vivimos es el mejor. 

Por ejemplo, desde el comienzo de este siglo, la pobreza extrema se ha reducido en un 66%, y la renta global mediana se ha doblado.

Los españoles estudiamos más, ganamos más, compartimos más tareas y responsabilidades, vivimos más.

Los descubrimientos científicos (tratamientos, fármacos, vacunas) están dinamitando enfermedades que parecían fortalezas inexpugnables, como el cáncer, la obesidad, la esquizofrenia o el VIH, y tienen por delante un campo ilimitado de aplicaciones sobre enfermedades asociadas.

Y, en apenas dos años, la IA ha pasado a formar parte de nuestra vida personal y profesional, como usuarios directos o como beneficiarios indirectos de sus infinitas aplicaciones, en especial en salud y servicios. Apenas el principio de una revolución integral, junto al inimaginable desarrollo de la computación cuántica.

Pero vayamos a las previsiones.

En 2025, la economía global estará marcada por la volatilidad política global y los desafíos geopolíticos, con un enfoque particular en el impacto inflacionista que las políticas proteccionistas de Donald Trump, basadas en subir aranceles, reducir la inmigración y rebajar impuestos, podrían tener: hasta un punto menos sobre el crecimiento previsto del 3,2% del PIB mundial.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Reuters

En lo social, el mundo enfrentará desafíos relacionados con la migración, el cambio climático y el equilibrio democrático. La inestabilidad política y los conflictos bélicos seguirán siendo preocupaciones fundamentales, junto con la desigualdad y la seguridad.

La vuelta de Trump a la presidencia de Estados Unidos podría alterar algunos de los equilibrios geopolíticos globales, si bien la guerra en Ucrania y las tensiones entre Estados Unidos y China seguirán siendo factores clave en la agenda internacional.

En el contexto europeo, según las previsiones de la Comisión, se espera un crecimiento económico del 0,8% en la zona euro, mejorando ligeramente con respecto al 0,4% de 2023, pero muy lejos del 3,4% de 2022.

La debilidad política de Francia y Alemania, las vulnerabilidades económicas, tecnológicas y de seguridad incrementadas con la llegada de Trump a la presidencia, la desigualdad social y la derechización del perfil político de la UE definen un año europeo que se presenta tembloroso. 

El año 2025 en España se perfila como un periodo de incertidumbre, retos y oportunidades.

Podemos esperar que se mantenga el clima político tenso en 2025, a pesar de la apelación a la serenidad y al bien común por parte del rey Felipe VI.

Las tensiones entre partidos y las investigaciones judiciales sobre casos de alto perfil complicarán aún más el escenario. Será, de nuevo, el año de Koldo García, José Luis Ábalos, Víctor de Aldama y Begoña Gómez.

Los acuerdos imprescindibles sobre problemas de extrema urgencia como la vivienda, la reconstrucción de los municipios valencianos afectados por la DANA, la inmigración y los Presupuestos no se podrán lograr con el enfrentamiento permanente y la pérdida del sentido de la realidad y la responsabilidad de los principales partidos.

El incremento del descontento, la desafección profunda y la pérdida de confianza en las instituciones aumentarán la inestabilidad política, y habrá adelantos electorales debido a la fragilidad de diversas alianzas gubernamentales.

En el ámbito económico, las previsiones de la OCDE y la Comisión Europea indican un crecimiento del PIB del 2,3% en 2025, superando la media de la Eurozona. Este crecimiento estará impulsado por una recuperación en la inversión gracias a la mejora económica, si bien la inseguridad jurídica y la persistente complejidad burocrática en las distintas Administraciones siguen constituyendo la principal brecha por la que se escurre esta capacidad de atracción de inversiones.

Las pensiones contributivas en España aumentarán un 2,8% en 2025, garantizando el poder adquisitivo de más de diez millones de pensionistas. Las pensiones mínimas y el IMV aumentarán un 9%.

No parece muy probable que se apruebe la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, ni un nuevo salario mínimo.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. Europa Press

Se anticipa una continuación en la creación de empleo, con una reducción de la tasa de paro hasta el 10,6% para final de año, pero la desigualdad de ingresos, la sostenida tasa de desempleo juvenil y la precariedad laboral seguirán constituyendo uno de los desafíos más urgentes en nuestro país. 

La vivienda continuará siendo un problema central en 2025, probablemente el desafío de mayor calado e impacto en nuestra sociedad. El incremento sustancial y sostenido de oferta de vivienda asequible y gestión adecuada requiere una puesta en común de conocimiento y recursos públicos y privados, con una apuesta a largo plazo desde este mismo año.

Y se proyecta un aumento en el coste de vida para las familias por las políticas fiscales del gobierno. Subirán la luz, la fruta, el pan, el aceite, el teléfono, el tabaco, la recogida de basuras...

Tampoco faltarán citas, aniversarios y efemérides en 2025. Internacionalmente, el año se inaugura sin duda con la (segunda) toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero, las trascendentales elecciones federales en Alemania en febrero, y las reuniones del BCE y el Eurogrupo en marzo.

Y, para España, nuestro gobierno ha organizado un ciclópeo programa de cien eventos para celebrar el 50 Aniversario del fallecimiento de Francisco Franco all-year-long.

Yo, sin embargo, me quedo con la conmemoración de los 50 años sin Hannah Arendt, esencia del siglo XX y faro que nos puede iluminar en el XXI.

Siguen vigentes todos los temas que abordó con profundidad y brillantez (el totalitarismo, el antisemitismo, la asimilación, el racismo, la emigración, los refugiados, la abolición de la individualidad, las mentiras de los políticos, la responsabilidad de los cómplices, la normalización, la supresión de las diferencias y el disenso), desde la libertad más radical, desde el pensamiento más insobornable.

Así que, en este primer día del año, queridos compatriotas, comparto con todos ustedes este precepto de vida de Hannah Arendt que me acompaña desde hace mucho: "Prepárate para lo peor, espera lo mejor y acepta lo que venga". 

¡Muy feliz Año Nuevo!