Donald Trump sorprendió al mundo esta semana con una conferencia de prensa errática donde habló de retomar el control del Canal de Panamá, comprar Groenlandia, convertir a Canadá en el estado 51 y renombrar el Golfo de México.
Tomado conjuntamente, sonaba a locura. Pero hay un lado positivo: el Canal de Panamá y Groenlandia están recibiendo más atención de los medios internacionales gracias a sus bravatas.
Trump tiene razón al destacar las oportunidades y amenazas en estas regiones. Sin embargo, distorsiona los detalles y propone soluciones hostiles.

El presidente electo de EEUU, Donald Trump, en el funeral del expresidente Jimmy Carter este jueves en Washington. Reuters
Los republicanos no toleraron que el presidente Jimmy Carter entregara el control del canal a Panamá mediante una serie de tratados en 1977, en un intento por restaurar las relaciones tras los disturbios antiestadounidenses de los años 60. Como dijo el presidente Reagan durante la campaña de 1980, recibiendo grandes aplausos: "Lo compramos, lo pagamos, lo construimos".
Uno puede experimentar el peligroso paso por el Cabo de Hornos, que tantos marineros desafiaron antes de la apertura del Canal de Panamá, a través de libros como The Wager y Dos años al pie del mástil. Estos relatos ayudan a comprender cuán importante se volvió esta nueva ruta que conecta el Mar Caribe con el Océano Pacífico.
En 1788, EEUU quería que España construyera el canal, ya que el territorio era parte del Imperio español. España incluso trazó planes, pero los abandonó, y tanto Inglaterra como Francia también fracasaron en sus intentos. Finalmente, EEUU lo construyó a principios del siglo XX, y en 1999 el control pasó a Panamá.
La afirmación de Trump de que soldados chinos manejan el canal es una mentira absurda. Dicho esto, existe preocupación por la creciente influencia de China sobre los puertos marítimos del mundo.
Dos puertos en cada extremo del Canal de Panamá son administrados por Hutchison Ports PPC, una empresa privada con sede en Hong Kong que opera 53 puertos en 24 países. Aunque no es parte oficial del gobierno chino, China ha reforzado su control sobre Hong Kong mediante leyes de seguridad nacional y ha amenazado con usar las cadenas de suministro globales como respuesta a las tensiones comerciales con Trump.
Incluso una conexión indirecta entre Hutchison Ports PPC y el gobierno chino podría otorgar a China acceso a información vital sobre comercio, envíos y seguridad. El control de puertos, rutas de transporte y canales es crucial para el comercio global y puede afectar desde la medicina que necesitamos hasta los coches que compramos o los empleos que perdemos.
Lo que conecta el Canal de Panamá con Groenlandia es el cambio climático. Este ha causado graves problemas para el canal.
En 2023, una sequía redujo el nivel del lago Gatún a mínimos históricos, lo que obligó a limitar el tráfico y provocó una crisis mundial de la cadena de suministro. Mientras el canal sufre por la falta de agua, el deshielo de Groenlandia abre nuevas rutas marítimas en el norte y confiere importancia estratégica a este territorio danés, parte de la Unión Europea.
Trump exagera la influencia de China en el Canal de Panamá. Pero al hablar sobre Groenlandia, convenientemente omite el interés ruso en la región, quizás por su admiración por Vladímir Putin.
Poco después de las declaraciones de Trump, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó: "El Ártico es una zona de nuestros intereses estratégicos. Nos interesa preservar un ambiente de paz y estabilidad en la región".
El deshielo en Groenlandia no solo abre rutas de navegación, sino que expone sus recursos minerales, como oro, platino, molibdeno, níquel, tantalio y niobio, además de diversos minerales industriales.
Según The Economist, la compra de Groenlandia podría ser "el negocio del siglo". Si Trump realmente lo desea, debería hacer una oferta, pero cualquier compra tendría que negociarse con los groenlandeses, no con Dinamarca, que ha concedido al territorio el derecho a declarar su independencia. Dada su riqueza, EEUU podría convertir a cada groenlandés en millonario y aun así obtener grandes beneficios.
Trump no reconoce la conexión entre estos temas y la crisis climática, a la que considera un fraude. Más urgentemente, estos asuntos requieren soluciones multilaterales, no amenazas que alienan a aliados nerviosos.
Con países como Canadá, Alemania y Francia afrontando sus propias crisis, es difícil imaginar quién equilibrará a Trump en los próximos años. Ningún país puede hacerlo solo. Será necesaria una cooperación multilateral.
El Rey Felipe VI tiene razón al instar a España a "afianzar el papel de la UE como actor global, superando sus limitaciones internas para actuar unida y contribuir a la defensa del derecho internacional, la paz y la estabilidad".