Hace treinta años, Arnaud Desplechin apareció con una película sobre la vida, la muerte y la memoria, La Sentinelle. En esta nueva obra plantea las siguientes preguntas:
¿Recuerdas la primera película que viste y te gustó? ¿Y existe una (la misma o no) que consideres "la película de tu vida"?
¿Alguna vez has sentido miedo en el cine? ¿Cuál es la diferencia entre las imágenes que te hacen sentir que caes en un pozo negro, un abismo, una boca de sombras, y aquellas que te elevan hacia la luz?
¿Vas al cine solo? ¿Con la persona que amas? ¿Tienes un asiento o una fila preferidos?
¿Buscas vivir tu vida, quemar tus ilusiones, o reencontrarlas? ¿Sales en paz o en guerra con el mundo, con los demás, contigo mismo? ¿Alguna vez te has escabullido a mitad de una proyección?
¿Los clásicos los ves sólo una vez, varias, completos o por fragmentos, como los libros?
¿Proyectas tu vida en la pantalla o es la vida de otro —director, actor, personaje— la que plasmas sobre la tuya?
¿El cine es para ti un medio para cambiar la vida o conocerla?
¿Qué le ocurre a la realidad una vez filmada? ¿Y qué es un mundo con tantas imágenes que parecen no pertenecerle a nadie?
¿Te has aburrido con Gritos y susurros?
Y además, pregunta:
¿Basta un ojo para filmar?
¿No es el cine, ante todo, cuestión de memoria? O mejor, ¿un "demonio de la analogía" en el sentido mallarmeano, cuando Mallarmé se "filma" saliendo de su apartamento en la Rue de Rome, con la sensación de que un "ala roza las cuerdas de un instrumento", y se encuentra, por elipsis, frente a una tienda de luthiers?
¿En qué película se ven, como en Baudelaire, "malabaristas sabios acariciados por serpientes"?
¿Va demasiado rápido Desplechin, o escuché bien, en contrapunto con Sucedió una noche (con Clark Gable y Claudette Colbert), un "ruiseñor llorando en la noche", eco de un verso de Verlaine?
¿Qué es una vida de cine?
¿Por qué el actor que interpreta a Desplechin niño evoca al Antoine Doinel de Truffaut? ¿Y su abuela, Françoise Lebrun, a la Bérénice de Aragon, tiempo después de la muerte de Aurélien?
¿Qué diferencia hay entre un rostro y un paisaje? ¿Entre quienes (Hirokazu Kore-eda) filman rostros como paisajes y quienes (Cimino) filman paisajes como rostros?
¿Y la realidad? No la realidad, sino lo real. ¿No fue el cine inventado para los desposeídos, los ofendidos, los vencidos? ¿No requirió eso de dos intentos: primero Griffith, con los rostros indígenas ignorados, y luego John Ford, filmando a plena luz "un pueblo confinado en la sombra"? ¿Y por qué, sin duda, Shoah de Claude Lanzmann es el equivalente, en celuloide, de una Búsqueda del tiempo perdido —y encontrado?
Al ver esta película, uno piensa en Elie Faure y André Malraux, osando en sus historias del arte las asociaciones más audaces, las divagaciones más poéticas, las puestas en escena, los saltos en el tiempo y el espacio, la manipulación, fragmentación y confrontación de obras mediante el montaje.
Se piensa en Godard y su proyecto, inspirado por ellos, de una historia filmada del cine —pero ¡atención! no aquella última, con sus voluminosos tomos de Gallimard, demasiado escritos para ser sinceros, sino la de los inicios, cuando filmaba con Jean-Pierre Gorin, o en su libro de 1985, en Albatros, explorando una historia "de espectadores", arrancada al demonio de la literatura, narrando el cine desde la perspectiva del espectador o del mostrador de sombras, imágenes (y, a veces, de clichés dudosos).
O tal vez sí, la del final, pero en tiempos de nuestro cine inacabado, con Claude Lanzmann, sobre la imposible representación del Holocausto.
Y, por supuesto, por Lanzmann, por la importancia en la vida y obra de Desplechin de la obra y vida de Lanzmann, tanto el cineasta como el hombre, a quien Desplechin considera casi tan grande como su obra.
En la penúltima escena de la película, su obra-vida, Shoah, llegó demasiado tarde para salvar a los exterminados, pero lo suficientemente temprano para acompañarlos en el limbo y hacerles justicia. ¿Cómo no pensar, entonces, en Michelet, inventando una Historia encargada no solo de la resurrección, sino de la venganza de los pueblos?
Por todo esto, quiero decir de Desplechin lo que Louis Aragon dijo al salir de la proyección de Pierrot el loco, en su ensayo ¿Qué es el arte? publicado en Lettres françaises: esta película, "física hasta el alma y la imaginación", este "desfile de imágenes" que, como las pinturas de Braque, está hecho de "citas y collages", esta historia del cine que crea su propia historia mientras se hace y donde se llora la muerte de Misty Upham igual que la de Marilyn Monroe, es de una "belleza que el propio término 'belleza' no basta para definir" —es una película conmovedora.