En vísperas de que Rajoy se entreviste con el rey y decida si se presenta a la investidura acaba de estallarle una mina que le aleja de su propósito de ser reelegido presidente del Gobierno. La Justicia ha decidido este martes sentar a su partido en el banquillo por un delito de encubrimiento como consecuencia de haber hecho desaparecer a conciencia la información de los dos ordenadores que Bárcenas tenía en la sede.
Estamos ante un hecho gravísimo. Hay razones de peso para pensar -y así lo entiende la juez instructora- que en esos ordenadores destruidos "con aplicación de técnicas drásticas" había información comprometedora que podría confirmar la existencia de la financiación irregular del partido. Pero además, es muy probable que también estuvieran ahí los nombres de los que cobraban sobresueldos, entre quienes estaba el propio Rajoy, según consta en los manuscritos de Bárcenas.
Destruidos, no "custodiados"
Fue el juez Ruz quien solicitó al PP la entrega de unos ordenadores que Cospedal había dicho que mantenían "custodiados" en el partido. Pretendía cotejar la información con la de los conocidos como papeles de Bárcenas. Pero la realidad es que cuando fueron entregados a la Audiencia Nacional los discos duros habían sido destrozados. No es creíble que la decisión de deshacerse de ese material, en un momento en el que ya se conocía que Bárcenas tenía una fortuna en Suiza y que Rajoy aparecía en los papeles del exgerente como receptor de sobresueldos ilegales, no le fuera consultada al presidente del partido.
Hay razones para ver en este caso similitudes con el Watergate. Nixon tuvo que dimitir por mentir y obstruir la acción de la Justicia. Que Rajoy mintió lo sabemos desde que el juez Ruz concluyó, sin género de dudas, que el PP mantuvo durante casi dos décadas una contabilidad B, en contra de lo reiterado solemnemente por el líder de la formación. Ahora, hay indicios para creer que, con el consentimiento de Rajoy, el PP destruyó información para proteger a su cúpula directiva. Es decir, a su responsabilidad in eligendo e in vigilando, Rajoy podría añadir ahora otra in ocultando. Rajoy mintió
Renuncia a la investidura
En esta situación es difícil que el líder de los populares se empeñe en que le apoyen otras formaciones y en ser el único candidato posible. La trascendencia de llevar a juicio al PP por encubrimiento no ha pasado inadvertida para el resto de líderes políticos. Desde Ciudadanos, Albert Rivera, se ha reafirmado en su posición: "Mientras el PP no apueste por renovación y regeneración para el Gobierno de España seremos la oposición responsable".
En las actuales circunstancias, Rajoy, que apela una y otra vez a la altura de miras de sus adversarios para que le entreguen sus votos, debería renunciar a la investidura. ¿Qué llevó al PP a borrar los ordenadores? Todo indica que la misma razón por la cual Rajoy envió los SMS a Bárcenas: para blindarse, encubriéndose a sí mismo. La mera sospecha le inhabilita para solicitar la confianza al Parlamento.