El triunfo incontestable de Pablo Iglesias en el congreso de Vistalegre refuerza su liderazgo y fulmina cualquier atisbo de brote crítico en Podemos. Cómo se traducirá a nivel orgánico ese poder absoluto es algo que se concretará en los próximos días, pero ya puede afirmarse que Íñigo Errejón tiene las horas contadas como portavoz parlamentario y como número dos del partido.
El intento de Errejón por cambiar el rumbo de Podemos en Vistalegre estaba condenado al fracaso desde el principio. Frente al liderazgo claro y el discurso rotundo que presentaba Iglesias, Errejón compareció a medias, renunciando a disputar la secretaría general. De ahí que la pequeña ventaja de Iglesias cuando se consultó a las bases por el sistema de votación del congreso -apenas 2.000 votos- se haya multiplicado exponencialmente ahora.
Disputa zanjada
En realidad, lo ocurrido el fin de semana en Vistalegre lo clavó el sondeo de Sociométrica que publicó EL ESPAÑOL hace un mes. La conclusión era clara: los votantes de Podemos consideran que Errejón está más capacitado políticamente, pero opinan que Iglesias tiene mayor capacidad de liderazgo.
Ahora, después de que Iglesias haya ganado por goleada la secretaría general, el consejo de coordinación y los cuatro documentos políticos que se votaban, la disputa abierta en el seno del partido queda definitivamente zanjada. Iglesias se queda con las manos libres para desplegar su planteamiento de oposición radical.
Positivo para Rajoy y Díaz
Esa estrategia dura beneficia a Mariano Rajoy, que podrá seguir explotando el miedo a los radicales para retener el voto conservador. Pero también da oxígeno a ese PSOE que encarnan la gestora y Susana Díaz, pues les permite presentarse como únicos representantes de la socialdemocracia.
Es muy probable, por otra parte, que la temperatura política suba en los próximos meses. La bronca por el proceso soberanista catalán es inminente y Podemos necesita reivindicarse como segunda fuerza del país. Más aún tras haber quedado cortocircuitado en el Parlamento. Ya se sabe que la idea de Iglesias es que el cielo "no se toma por consenso", sino que se "asalta". Por eso, después de adueñarse del partido, buscará conquistar la calle a toda costa.