El voto favorable del PP a la creación de una comisión en el Congreso para investigar su caja B y la aprobación -este viernes- en el Consejo de Ministros del Presupuesto de 2017 marcan el inicio real de una legislatura en la que Cs acaba de demostrar su utilidad. En ambos logros el partido de Albert Rivera ha jugado con habilidad sus cartas pese a la displicencia de Mariano Rajoy, que ha tardado cinco meses en asumir que no tiene mayoría absoluta.
En un primer momento, Rajoy intentó burlar a Rivera y relegar al Senado, donde tiene mayoría absoluta, la investigación de su financiación irregular. Sin embargo, ante la determinación de Cs de sacar adelante este punto del pacto de investidura, para lo que ha encontrado el apoyo del PSOE y Podemos, el presidente no ha tenido más remedio que rendirse y permitir que el Congreso investigue la financiación irregular de su partido.
Bárcenas y Rajoy
Rajoy ha pensado que le valía más sumarse -aunque fuera a regañadientes- a una iniciativa que de todos modos iba a ser aprobada. Este giro de última hora no le resta trascendencia política de una comisión que pondrá el foco en la relación del presidente del Gobierno con los sobresueldos de su partido. Ciudadanos ha sido impulsor de esta comisión y merece presidirla, como pretende.
Si la luz verde a la investigación de la caja B del PP en el Congreso simboliza el inicio del auténtico mandato de Rajoy, en la medida en que tendrá que afrontar sus peores fantasmas, de la aprobación -por fin- del proyecto de Presupuestos de 2017 en el Consejo de Ministros se puede decir que representa el primer día de la legislatura.
Presupuesto voluntarista
Pues bien, en esto también ha sido clave el protagonismo de Ciudadanos, que ha obligado al PP a incluir en las cuentas públicas 4.100 millones en partidas para las clases medias y trabajadoras. El Gobierno prevé que el incremento de la recaudación fiscal crezca un 7%, el triple que en 2016, pese a que el PIB lo hará un 4%. A expensas de conocer la literalidad del proyecto y las modificaciones que sean aprobadas durante su debate, parece una estimación muy voluntarista.
Albert Rivera, Luis Garicano y Toni Roldán han sabido negociar, pues la partida pactada con el Gobierno cuando se acordó el techo de gasto, hace tres meses, era 300 millones inferior a la ahora suscrita. Ciudadanos está demostrando que, tal como se propuso cuando decidió tragarse el sapo de permitir la investidura de Rajoy, sus 32 diputados pueden ser tan relevantes o más que los de la oposición.