Salvo sorpresa improbable, el plato fuerte del congreso que Nuevas Generaciones celebrará en Sevilla entre el 21 y el 23 próximos volverá a ser el debate sobre la edad máxima de sus afiliados. Si hace seis años los alevines del PP decidieron elevar de 28 a 29 años el tope para poder militar en NNGG, ahora la idea es volver a subirlo a los 30… con la mirada puesta en los 35.
Los estatutos de la formación exoneran la jubilación forzosa de NNGG a quienes tienen cargos ejecutivos en cualquiera de los niveles -local, provincial, autonómico y nacional-, que pueden continuar hasta que acabe su mandato, de tal modo que esta modificación le vendría que ni pintada -entre otros- al secretario general de la organización juvenil de Madrid y asesor de Esperanza Aguirre, Ángel Carromero, de 31.
División en NNGG
El político madrileño, conocido internacionalmente en 2012 tras ser condenado por la Justicia castrista por el homicidio involuntario del líder opositor cubano Oswaldo Payá, insiste en que no está detrás de esta propuesta -que será impulsada a través de una enmienda individual- y que su intención es dar un paso atrás. Pero la intencionalidad política de esta propuesta genera ya una importante división en NNGG, muy evidente en el caso de la organización madrileña.
Los cargos directivos de NNGG tienen destinos y sueldos políticos garantizados, bien en puestos de salida de las candidaturas, bien como asesores de las instituciones que controla el partido tras cada comicio. Es decir, no estamos sólo ante un empeño extravagante o ridículo de extender la consideración de jóvenes a quienes rebasan con creces la treintena, pues la decisión sobre esta enmienda tendrá implicaciones en materia de puestos y nóminas.
Deudores del ‘rajoyismo’
Promovido o no -inspirado o no- por Carromero, que el debate de mayor calado en NNGG sea perpetuar el concepto de juventud por interés crematístico es indicativo de hasta qué punto el pulso y las motivaciones de la cantera del partido del Gobierno son deudoras de la cadencia cachazuda del rajoyismo y su sentido de la política como medio de vida.
Es verdad, como arguyen los defensores de revisar una situación de tránsito como es la juventud más allá de lo razonable, que también Juventudes Socialistas e Izquierda Unida fijan su ‘mayoría de edad’ en los 31, y que en otros países de Europa talluditos de 35 forman parte de las divisiones júnior de los partidos.
Que la organización política juvenil más importante de España prefiera asumir como propios los yerros ajenos mientras renuncian a mejorar su partido es dramático. Sobre todo cuando, elección tras elección, el PP pierde el voto de los más jóvenes, que prefieren engrosar las filas de la abstención, buscar opciones reformistas o entregarse a los cantos de sirena del populismo. Sin embargo, parece que para NNGG la política, acompañada de cargo y sueldo, puede ser antes que un medio para transformar la sociedad, un elixir de la eterna juventud.