Las elecciones presidenciales francesas, cuya primera vuelta se celebra este domingo, mantienen a Europa en vilo. A sólo unas horas de abrirse los colegios electorales, la incertidumbre sobre el resultado es total. Las dudas se convierten en desasosiego cuando se ponen sobre la mesa las consecuencias de unos comicios en los que la Unión Europea se juega su futuro.
Los pronósticos conocidos apuntan a una ligera ventaja del liberal Emmanuel Macron sobre la ultranacionalista de derechas Marine Le Pen, seguidos ambos de cerca por el conservador Françoise Fillon y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon. El problema es que la alta volatilidad de los sondeos y una bolsa de un 35% de indecisos obligan a ser muy prudentes y no descartar ningún escenario. Menos aún después de que la candidata del Frente Nacional haya intentado instrumentalizar a su favor el atentado de este jueves en los Campos Elíseos.
El efecto del atentado
Le Pen no ha tenido empacho en afirmar que, con ella de presidenta, Francia no sufriría ataques yihadistas. Está por ver si los franceses castigarán la frivolidad y la irresponsabilidad de la candidata en un asunto tan serio como la lucha contra el terrorismo o si, por el contrario, la sensación de vulnerabilidad mejorará sus opciones. De lo que no hay duda es de que la UE estará en jaque si Marine Le Pen, que defiende cerrar las fronteras, acabar con el espacio Schengen y recuperar la soberanía de Francia, pasa a la segunda vuelta.
El discurso contra la inmigración no debería convertirse en el meollo de unos comicios en los que lo que está en juego es el futuro de la UE. En Holanda, el islamófobo Geert Wilders también quiso jugar esa baza, pero no le salió. Sin embargo, en Bruselas la preocupación es máxima porque, aunque el proyecto europeo puede seguir adelante sin Reino Unido, de ningún modo resistiría la salida de Francia.
Amenaza populista
Y lo peor es que la UE no se ve amenazada en Francia sólo por el auge de la extrema derecha. La caída del Partido Socialista en favor de la plataforma de izquierda radical Francia Insumisa también supone una amenaza desde el flanco izquierdo. De hecho Jean-Luc Mélenchon quiere acabar con el Pacto de Estabilidad, devaluar el euro y hacer quitas en las deudas públicas, un recetario incompatible con las directrices de la Unión.
Pase lo que pase este domingo, habrá que esperar al 7 de mayo para que Francia desvele su futuro. Frente a los cantos de sirena del populismo, el liberal Emmanuel Macron supone una garantía mayor que la que representa el conservador Françoise Fillon, que inopinadamente ha crecido en las encuestas pese a los escándalos de corrupción que lo acorralan. En unas elecciones como éstas es comprensible que mientras los ciudadanos franceses votan, el resto de europeos contengan la respiración y crucen los dedos.