El atentado en el Arena Manchester, que ha costado la vida a 22 personas, gran parte de ellos menores, durante la celebración de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande recuerda al perpetrado en noviembre de 2015 en la Sala Bataclan de París. Aunque el ataque de Francia fue más letal -137 muertos- y sofisticado, en ambos casos el terrorismo ha aprovechado actuaciones en directo para matar despiadadamente al mayor número posible de inocentes.
En los dos últimos años, el yihadismo se ha ensañado contra Francia, Bélgica, Alemania, Suecia, Holanda y Reino Unido de todas las maneras posibles. Su metodología criminal ha cambiado a medida que el grupo terrorista Estado Islámico -que se atribuye este último atentado- ha perdido posiciones en Siria: comandos entrenados que disparan contra la multitud, bombas indiscriminadas en trenes y aeropuertos, fanáticos que arrollan a viandantes con camiones o coches, ataques indiscriminados con armas blancas... cualquier forma es válida para infundir el terror, hacer daño e intentar desestabilizar a un país. No en balde el atentado de este lunes se ha producido en plena campaña para las elecciones del 8 de junio: lógicamente todos los partidos han suspendido sus agendas.
Determinación intacta
Sin embargo, aunque su capacidad operativa se haya resentido, el ataque de Manchester prueba que la determinación asesina del también denominado Daesh sigue intacta y que tan peligroso puede ser un comando armado hasta los dientes -como el que asaltó la sala Bataclan- como un lobo solitario decidido a convertirse en un mártir masacrando a infieles impuros.
El repaso de los últimos golpes asestados por el terrorismo prueba que el EI está exportando su yihad a Europa. Además, el perfil de los autores de los atentados, muchas veces personas que se radicalizan a través de internet y que no dudan en atacar las ciudades donde nacieron y se criaron -como ha sucedido ahora-, es una prueba de hasta qué punto son vulnerables las sociedades abiertas.
Hay que anticiparse
En esta tesitura, saber anticiparse -como ha recomendado el jefe antiterrorista marroquí en una entrevista con EL ESPAÑOL- es crucial. En España la detención en los últimos años de decenas de hombres y mujeres por su implicación en labores de adiestramiento y reclutamiento terrorista, o por estar ya preparados para atacar -como ha sucedido este martes-, ha permitido frustrar atentados.
La lucha preventiva y la cooperación de los servicios de inteligencia es fundamental y ha funcionado muy bien entre los socios europeos. En este sentido, Reino Unido debe ser consciente de que para el Estado Islámico no hay brexit que valga cuando de lo que se trata es de golpear a Europa.