Los datos y argumentos aportados por Manuel Moix para avalar su honorabilidad son consistentes, pero que podía haber actuado de otra forma lo demuestra el hecho de que la principal asociación de fiscales le ha pedido ya que ponga su cargo a disposición del fiscal general del Estado.
Es verdad que no es ningún delito heredar una sociedad inactiva en Panamá y que Moix actuó correctamente al declarar su existencia a la Agencia Tributaria nada más acceder a la cuarta parte de su titularidad. Pero dando por buenas sus explicaciones de por qué no pudo liquidarla, su actuación compromete la imagen de todo el Ministerio Público.
Testaferros compartidos
EL ESPAÑOL no sólo fue el medio que desveló el caso, sino que ha dado toda la información al respecto: la que le exculpaba en cuanto que ciudadano y la que le pone muy difícil seguir como fiscal Anticorrupción. Cuando la Administración está persiguiendo delitos en sociedades radicadas en paraísos fiscales, Moix no puede verse salpicado por la revelación de que su familia ha compartido testaferros en Panamá con Oleguer Pujol o Ruiz Mateos.
El propio Moix ha admitido este miércoles que "calculó mal" al no comunicar al fiscal general del Estado que poseía el 25% de una sociedad en Panamá. Pero es probable que, de haberlo hecho, no le hubiera dado el cargo. En cualquier caso, su continuidad en Anticorrupción lastra la credibilidad de la institución y es de sentido común su relevo.
Versión discutible
Las razones que ha argüido para justificar por qué ha mantenido el 25% de la sociedad patrimonial que su padre abrió en Panamá hace 30 años son discutibles. Moix ha alegado que sólo tuvo conocimiento de la existencia de Duchesse Financial Overseas en 2008 cuando, tras el fallecimiento de su madre, heredó su parte. Sin embargo, la hermana mayor de Moix ya aparece como representante de la compañía en 1988, año en el que los padres utilizaron la sociedad para adquirir un chalet en Collado Villalba. Además, sus padres fueron denunciados por alzamiento de bienes a principios de los 90, lo que arroja dudas sobre la exactitud de su versión.
Es cierto que hay elementos suficientes para sospechar que ha habido una campaña contra Moix desde el propio Ministerio Fiscal, encabezada por quienes no querían sujetarse a la disciplina que, con buen criterio, quiso imponer desde su llegada al cargo. En el Gobierno prevalece la sospecha de que el fiscal es "víctima de una cacería", pero se le da por "amortizado" por el modo en que todo este escándalo daña la imagen de la Fiscalía. Aunque se trate de un tópico, no hay que olvidar que la mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino parecerlo.
Credibilidad institucional
Moix está legitimado para seguir desempeñando sus funciones como fiscal en cualquier otro destino. Pero aunque sea por una cuestión de credibilidad institucional, debe seguir cuanto antes la recomendación que le han hecho sus compañeros y ofrecer su renuncia a Maza.