Fuerte Tiuna es el principal acuartelamiento de Caracas y, oficialmente, alberga la residencia del vicepresidente del Gobierno, la sede del Ministerio de Defensa, la de la Comandancia General del Ejército, la del Batallón Bolívar y la de la Academia Militar de Venezuela, entre otros edificios públicos. Sin embargo, EL ESPAÑOL desvela hoy que tras la llegada de Maduro a la Jefatura del Estado, el complejo se ha convertido en una residencia de lujo para los altos cargos del país y de sus familias, un hecho desconocido incluso para los propios venezolanos.
Mientras el Gobierno hace llamamientos al pueblo para resistir la crisis, que afecta desde hace meses al abastecimiento de productos básicos, el núcleo duro del poder, en el que se incluyen ministros y responsables de instituciones clave del régimen, disfruta de un nivel de vida extraordinario.
La hipocresía del régimen
Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, el círculo de Maduro disfruta de viviendas unifamiliares dotadas de todas las comodidades y, por supuesto, de alimentación y servicios médicos que están vedados al resto de la población; todo ello en un entorno de máxima seguridad. Fuerte Tuina se ha convertido así en un refugio dorado, en un oasis en medio del caos en el que el régimen chavista ha convertido Venezuela.
Las ventajas y favores de que disfrutan los amigos de Maduro refuerzan los lazos y la adhesión de estos a su figura, cuestionada por millones de ciudadanos en las calles casi a diario desde hace más de tres meses. Pero sobre todo, lo que queda de manifiesto es la hipocresía y la corrupción de un Gobierno que se llena la boca hablando del pueblo, pero que ha acabado convirtiendo a los dirigentes en una casta privilegiada.
Iglesias y la difícil Transición
Esa situación complica lógicamente la posibilidad de una Transición como la española: hay muchos intereses en juego y nadie del aparato quiere perder sus prebendas. A esa vía se ha apuntado sorprendentemente Pablo Iglesias. Tiene razón el líder de Podemos cuando dice en Facebook que "ni el chavismo ni el anti-chavismo van a dejar de existir" -al menos en el corto plazo- y que "el peor acuerdo es preferible al conflicto". Lo extraño es que la solución que ahora reclama para Venezuela es esa misma Transición española que tanto ha denostado.