El ataque contra la sede de la Agencia Vasca de Turismo en Bilbao con pintadas y lanzamiento de pintura sobre su fachada es un paso más en la escalada que contra el turismo han emprendido los partidos y movimientos nacionalistas y de izquierda radical. En este caso, el objetivo de los autores era alentar nuevas movilizaciones en la misma dirección, como las manifestaciones convocadas para el próximo día 17 en ciudades como San Sebastián.
Pero además de en Bilbao, los ataques al turismo también se produjeron este miércoles en Mallorca. Se aviva así la llama que encendieron las juventudes de la CUP la semana pasada al asaltar en Barcelona un autobús turístico. El hecho de que tanto en Cataluña (Arran), como en Baleares (Endavant Mallorca) o el País Vasco (Ernai) sean grupos independentistas los que protagonizan estas actuaciones refuerza la sospecha de que su intención va más allá del mero cuestionamiento de la política turística.
Podemos se desmarca
De la misma forma, es sintomático que la única de las grandes formaciones nacionales que no ha condenado estos sucesos vandálicos y violentos sea Podemos. PP, PSOE y Ciudadanos han cerrado filas en la defensa del sector turístico, y hasta la Generalitat de Cataluña se ha personado como acusación particular en la causa abierta por el ataque al autobús de Barcelona después de que la alcaldesa, Ada Colau, minimizara lo ocurrido.
La diputada de Podemos Sofía Castañón justifica indirectamente hoy en EL RESPAÑOL esas protestas cuando asegura que nuestras ciudades no pueden ser "los parques temáticos de Europa".
Mala publicidad
Hay que exigir a las autoridades un compromiso para evitar este tipo de acometidas contra la que es una de las principales fuentes de riqueza del país. El problema es que algunos políticos las alientan con sus discursos y sus políticas. Baste decir que Baleares acaba de estrenar la ley que, por primera vez, impone un cupo a los alojamientos turísticos en las islas.
Es prematuro hablar del daño que pueden causar estas actuaciones de violencia callejera contra el turismo, pero la prensa extranjera ya ha empezado a hacerse eco de los incidentes y no es una buena publicidad. Dependerá de lo que se alarguen en el tiempo y de su intensidad. Desde luego, la imagen que de España ofrecen al exterior estos ataques es muy negativa. Quizás también eso aliente a sus autores.