Este martes se cumplen 20 días desde que Juana Rivas debió haber devuelto a sus hijos al padre de los menores, y siete desde que la Justicia decretó su busca y captura. Llama la atención la incapacidad de las Fuerzas de Seguridad a la hora de localizar a una madre que se esconde con dos niños, tanto que empieza a extenderse la idea de que no existe un verdadero interés por encontrarla.
Es cierto que el ambiente no es propicio a esa detención. El hecho de que el padre de los niños tenga una condena por malos tratos explica las adhesiones a la causa de Juana Rivas. Este lunes ha habido nuevas concentraciones en una docena de ciudades para expresarle su apoyo incondicional.
Apoyos políticos explícitos
Rivas cuenta con el respaldo de colectivos feministas, también de la Junta de Andalucía y hasta con la simpatía del presidente del Gobierno, que respondió con el famoso "hay que ponerse en el lugar de esta madre" dos días después de que iniciase su huida.
Sin embargo, la inclinación social y política por la causa de Juana Rivas, que está directamente relacionada con la sensibilidad de la opinión pública ante las agresiones a las mujeres, no puede ser excusa para que las Fuerzas de Seguridad dejen de hacer su trabajo.
La imagen de las Fuerzas de Seguridad
Lo cierto es que mientras los agentes siguen sin dar con Rivas y sus dos hijos -que en unas semanas deberían de empezar las clases-, ella se permite incluso entregar una carta para que sea leída en público, lo que contribuye a ridiculizar a las Fuerzas de Seguridad.
Pero el asunto es claro: o Policía y Guardia Civil no pueden dar con Juana Rivas o no quieren. Y en ninguno de ambos casos quedan en buen lugar. Tampoco el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.