El PP ha reconocido públicamente por primera vez que no aplicará el artículo 155 de la Constitución para frenar el referéndum de independencia en Cataluña. Lo ha hecho por boca de su portavoz parlamentario, Rafael Hernando, un 15 de agosto y con España de vacaciones. El PP aduce "razones temporales y jurídicas" para descartar esa vía y argumenta que hay otras medidas "más oportunas y realistas".
Es cierto que ya no hay tiempo para aplicar el 155, pero porque el Gobierno dejó pasar de forma consciente los plazos, fiándolo todo a una estrategia que ha venido marcando Soraya Sáenz de Santamaría. Tal y como hoy publicamos en EL ESPAÑOL, la decisión de la vicepresidenta fue la de ir respondiendo de forma puntual a los pasos de las autoridades catalanas y actuar con perfil bajo para evitar la victimización de los independentistas.
Las virtudes del 155
El 155 tenía muchas ventajas. La primera, que es un instrumento pensado por los constituyentes para enfrentarse precisamente a situaciones como la provocada en Cataluña. Permitía también graduar la respuesta antes de aplicar la norma en su grado máximo, suspendiendo la autonomía.
Pero además significaba tomar la iniciativa y dejar de ir a remolque de los pasos dados por el Parlament y la Generalitat. La inacción del Ejecutivo ha envalentonado a los independentistas y ha propiciado que el problema se enquiste.
Tacticismo o excesiva prudencia
Muchos españoles pueden sentirse legítimamente estafados porque desde el propio Gobierno se ha despreciado el recurso a la legalidad, haciendo pasar por radical o desproporcionado un artículo de la Constitución. Si el 155 no se aplica esta vez, ¿cuándo se hará? Esa renuencia y la falta de voluntad política, ya sea por tacticismo o excesiva prudencia, da argumentos añadidos a quienes quieren ver en la Constitución poco menos que una carta otorgada.
Ahora bien, el mayor problema de la arriesgada apuesta de Sáenz de Santamaría es que, más allá de jugarse su futuro personal, embarca en su envite a todo el país. Dentro de mes y medio sabremos si acertó o ha cometido una gravísima negligencia.