Si algo dejó claro la Diada de este martes fue el modo en el que los más radicales monopolizaron la jornada a través de los mensajes, de las proclamas y de la escenografía. Sin embargo, esto no tuvo un reflejo directo en el número de asistentes. 

Más allá del baile de números -la Guardia Urbana habla de 1.000.000 participantes, Societat Civil Catalana reduce la cantidad a 200.000-, lo evidente es que los independentistas no alcanzaron las cifras de movilización conseguidas en anteriores ediciones, cuando los cálculos más optimistas contaban hasta un millón y medio de manifestantes. Y esto es particularmente significativo porque habían anunciado una participación masiva en pleno otoño caliente catalán, semanas antes del primer aniversario del 1-0 y a las puertas del juicio a los cabecillas del golpe separatista. 

Uniformidad radical

La Diada, pues, hace tiempo que dejó de ser una jornada festiva y reivindicativa para volverse una ceremonia de la uniformidad y la intolerancia. Cuanto más se escora el mundo del nacionalismo hacia la irrealidad, más deja entrever su impotencia. No hay que olvidar que, empujado por las circunstancias, el presidente Torra ha tenido que rectificar su bravuconada y confesar ante los corresponsales extranjeros que no tiene la "posibilidad de abrir las cárceles".

Como cuenta EL ESPAÑOL, la Diada ha sido tan fanática como orwelliana. Sólo hay que citar al speaker y maestro de ceremonias, Toni Albà, célebre por tildar de "bombolleta baillarina" a Miquel Iceta o llamar "mala puta" a Inés Arrimadas. Un humorista que es una suerte de Willy Toledo de los nacionalistas. En esta irrefrenable concesión al sectarismo del martes, el abogado escocés de Clara Ponsatí, Aamer Anwar, llegó a comparar las cargas policiales del 1-O con los atentados yihadistas, algo que resulta tan cínico como intolerable. 

Grotesco

En el colmo de lo grotesco, además, se vio una instalación que evocaba un muro que teóricamente tenía que destruir una ola sonora humana, promovida por la ANC y lanzada contra España. En el muro, obviamente, referencias a destronar al Jefe del Estado y mensajes contrarios a la Constitución

El entorno independentista no puede considerar la Diada un éxito rotundo a tenor del número de participantes. El separatismo es bien consciente, y de ahí su agresividad, de haber topado con otro muro. El muro de la legalidad.