La realidad es tozuda y se empeña en marcarle el camino de las urnas a Pedro Sánchez. Este lunes trascendían las grabaciones que demuestran efectivamente que la ministra Dolores Delgado mantenía algo más que un trato fortuito con el ex comisario Villarejo, y el presidente se veía en la necesidad de respaldarla pese a sus torpes excusas. La ministra de Justicia ha optado por atribuirse el papel de víctima y no ha dudado en equipararse al Rey Emérito en el caso Corinna.
En su intento de blindarse, el Gobierno recurre a la estrategia fácil de matar a Villarejo. Pero los hechos demuestran que Delgado mintió: de negar hace unas semanas cualquier relación con el policía, ahora ya admite que han coincidido en "tres ocasiones". ¿Cambiará de versión mañana?
Encuestas cada mes
Sánchez está obligado a defender a Delgado porque no puede permitirse una tercera baja en el Gobierno por otro escándalo en poco más de 100 días. Pero ya hay voces, tanto en el partido como en el Ejecutivo, que argumentan que "día que pasa" es otra jornada que llegan tarde a las elecciones.
Pero que Sánchez ya mira de reojo esa posibilidad lo demuestra el que haya decidido que el CIS pase a hacer encuestas de intención de voto todos los meses, algo que no ocurría desde hace lustros. El presidente quiere saber cómo está la piscina antes de lanzarse al agua.
Y sin Presupuestos
Por si fuera poco, Sánchez se queda sin Presupuestos a la vista. La decisión de la Mesa del Congreso de tumbar la enmienda con la que pretendía adelantar la tramitación de sus Cuentas evitando así el veto del Senado le debilita aún más. Sus guiños a la calle y las promesas a Podemos se quedan sin financiación.
La tormenta perfecta la completa la deriva independentista, que ha obligado a varios de sus ministros a defender posibles excarcelaciones de los cabecillas del golpe que una mayoría de españoles rechaza. No todo vale para seguir en Moncloa.