Este jueves, Ciudadanos registra en el Congreso una "ley antidedazos" con el objeto de adelgazar la Administración y, sobre todo, limitar el exceso de cargos políticos, una iniciativa apremiante que obligará a retratarse en la Cámara al resto de formaciones.
Los ejemplos del problema que se quiere corregir los tenemos recientes. La llegada de Pedro Sánchez al Gobierno para un periodo que se anunciaba breve -en cualquier caso, nunca más de dos años- ha supuesto una revolución en la Administración, con centenares de ceses, nombramientos a todos los niveles y cambios en todas las empresas públicas: desde el CIS a Paradores Nacionales, desde Correos a Loterías.
Concurso de méritos
El espíritu de la medida de Cs es evitar la "colonización" del aparato del Estado por las siglas políticas del Gobierno de turno. Por ello, Albert Rivera plantea que, a excepción de ministros, secretarios y subsecretarios de Estado, y secretarios generales, el resto de altos cargos lo sean por un concurso de méritos que evaluará un organismo independiente. Y propone un plan equivalente para las comunidades autónomas.
Entre las Obsesiones de EL ESPAÑOL figura el devolver el protagonismo a funcionarios de carrera que han sido sustituidos sistemáticamente por personal de confianza y de libre designación, lo cual contribuirá a evitar el sobredimensionamiento de la Administración y redundará en su eficacia.
Clientelismo
Reducir la capacidad de los políticos para utilizar la Administración como un cortijo restringirá las redes de clientelismo a las que tiende naturalmente el poder con la intención de pagar favores y de perpetuarse.
Si bien la aritmética parlamentaria no garantiza precisamente que prospere la iniciativa de Cs, cabe hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos los partidos para que la Administración central y autonómica puedan despolitizarse de una vez. Hay que acabar con el enchufismo y las puertas giratorias; debe primar el mérito y no el carnet.