Catorce años después del peor atentado terrorista de la historia de España aún hay muchas heridas sin cerrar. Al sufrimiento de las víctimas, a las imborrables secuelas psicológicas, hay que sumar los interrogantes derivados de una pésima instrucción y de una polémica sentencia.
No sólo es que el fallo sobre los ataques fuera tan confuso que no acertó ni a definir algo tan básico como el arma homicida -el tipo de explosivo utilizado-, es que ni siquiera arrojó luz sobre quiénes organizaron la masacre.
Extraño proceder
Como viene contando EL ESPAÑOL, Iván Jiménez Aybar, abogado de Jamal Zougam -único condenado como autor material del 11-M-, ha echado por tierra la última posibilidad de que un juez revise el caso, impidiendo un pronunciamiento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo
Lo ha hecho, además, con un comportamiento extraño. No cumplimentó correctamente los documentos básicos del recurso, algo sorprendente en quien se presenta como experto en la materia. Pero además desasistió a su defendido -borrándose del mapa durante dos años- y ni siquiera le notificó la resolución del Tribunal.
Servicios secretos
Las sospechas sobre este abogado se acrecientan con la información que hoy aporta EL ESPAÑOL: Jiménez Aybar ejerce como asesor jurídico en el Consulado General del Reino de Marruecos en Tarragona, Lérida y Aragón. No es ocioso recordar a este respecto la teoría de que los servicios secretos marroquíes pudieron haber tenido algo que ver con los atentados.
La actuación de Jiménez Aybar, en definitiva, no solamente priva a Zougam de la última posibilidad de revisar su caso; también cierra definitivamente cualquier resquicio para que la Justicia desentrañe qué paso realmente aquel fatídico 11 de marzo.