Este martes se ha presentado en el Palacio de la Generalitat el llamado Consell per la República, una entidad que tiene el objeto de "fomentar todas aquellas acciones que permitan avanzar hacia la república" y que, en palabras del vicepresidente, Pere Aragonès, mantendrá una "complicidad política" con la Generalitat.
El acto de presentación de dicho órgano tuvo como gran protagonista a Carles Puigdemont, que se hizo presente a través de videoconferencia para, en un tono más que amenazante, instar a "avanzar por la vía de los hechos" hacia la independencia. Es Puigdemont quien presidirá desde Waterloo este Gobierno paralelo.
Próximo golpe
El nuevo Consell y su puesta de largo son una extravagancia y otra provocación más del mundo separatista. En su desvarío totalitario, pretende incluso crear un "registro ciudadano" que le permitirá tener controlados a los desafectos. Pero, además, la iniciativa es un nuevo ataque frontal al Estado de Derecho porque no esconde su intención de articular un nuevo golpe. Las palabras del presidente Quim Torra no dejan lugar a dudas acerca de las intenciones sediciosas: "Seguimos tozudamente alzados".
Por otra parte, que de nuevo se use la sede del gobierno de todos los catalanes para promocionar un órgano que aboga abiertamente por romper la legalidad es la enésima burla que el Gobierno no debe pasar por alto.
Respuesta inmediata
El tiempo ha demostrado que no cabe diálogo alguno con este nacionalismo echado al monte. Cualquier otra respuesta del Gobierno de Sánchez que no sea la defensa firme de la Constitución equivaldrá a asumir como normal lo que es una auténtica aberración.
La situación es excepcional y ya no caben más medias tintas ni retórica vacía. Ante la radicalidad del órdago, hay que responder con una defensa de la ley sin titubeos. La situación requiere la aplicación inmediata del artículo 155.