Podemos da ya por finiquitada la legislatura de Pedro Sánchez. Sólo así se entiende que, este viernes, el Consejo Ciudadano Estatal de la formación morada haya decidido por unanimidad la convocatoria urgente de unas primarias en diciembre para tener al partido listo de cara un adelanto electoral que el Gobierno ya no puede disimular.
La maniobra revela la astucia de Pablo Iglesias, que no sólo trata de reafirmar el liderazgo en su formación, sino que además demuestra que ha sido quien ha tenido la batuta de la legislatura, y como tal le corresponde poner el punto final a la misma. En esta misma línea se interpretan las crecientes discrepancias entre Podemos y el propio Gobierno de los últimos días.
Viento a favor
Iglesias iría de farol si no supiera que él tiene el viento a favor de unas elecciones generales inminentes a las que aboca irremediablemente a Sánchez, que ni a base de decretos podría sostener el Ejecutivo. Y lo hace, además, sin temor al desgaste de que las propias generales pudieran retrasarse hasta después de las autonómicas, municipales y europeas, que pasarían una evidente factura a Podemos.
Este movimiento de Iglesias, además, se vale del golpe de efecto de las andaluzas, que considera como una primera vuelta de las generales, y de la imposibilidad aritmética de Pedro Sánchez de gobernar con unos independentistas que no aprobarán los Presupuestos. Unas cuentas que el propio Iglesias va a presentar como una verdadera hoja de servicios de su Gobierno en la sombra.
Profecía autocumplida
Que Iglesias afronte estas primarias con "ilusión por salir a ganar" demuestra la forma en la que el líder populista cree firmemente en la profecía autocumplida: fuerza los tiempos y las decisiones con la esperanza de que estos acaben amoldándose a sus intereses.
La legislatura está vista para sentencia por mucho que el presidente arguya que "pasarán bastantes meses" hasta el adelanto electoral. Iglesias, vicepresidente de facto, ha certificado el fin de Pedro Sánchez.