Varios dirigentes del PP están aconsejando a Pablo Casado que plantee condiciones a Pedro Sánchez con miras a facilitar su investidura. La maniobra tiene todo el sentido: ayudaría a desbloquear una situación que lleva ya casi dos meses enquistada y, además, podría resultar políticamente muy provechosa para los populares.

Si Casado le pusiera sobre la mesa a Sánchez unas condiciones básicas asumibles por el PSOE, el líder del PP daría un golpe de efecto. Bastaría con plantearle un acuerdo para dejar el gobierno de Navarra fuera de la influencia de Bildu, pactar unas líneas maestras para Cataluña descartando la posibilidad de indultar a los líderes del procés y convenir una fiscalidad razonable en la línea que viene exigiendo Bruselas.

Alternativa

Para dar ese paso, Casado tiene la ventaja sobre Albert Rivera de que nadie podría acusarle de haberse vuelto socialdemócrata de la noche a la mañana; al contrario, los ciudadanos percibirían que se trata de un acuerdo por la estabilidad del país, lo que consolidaría al PP como alternativa.

Además, en la propia pugna con Sánchez, sería una forma de recordar al líder socialista que en una situación similar se enrocó en el "no es no" al candidato del PP, Rajoy, generando tensiones e inestabilidad y la división en su propio partido.

Iniciativa

¿Y si Sánchez rechazara su mano tendida? Casado siempre podría decir que por él no quedó y que la realidad demuestra que, pese a los llamamientos a la colaboración de PP y Cs, el verdadero proyecto del líder del PSOE es gobernar junto a Podemos, los nacionalistas y los separatistas.

La situación de incertidumbre actual, más aun tras la ruptura escenificada este martes entre Sánchez e Iglesias, ofrece a Casado la oportunidad de tomar la iniciativa política y demostrar ante los españoles altura de miras y sentido de Estado.