Después de la negociación estéril entre los equipos de Podemos y del PSOE, este viernes la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, se ha mostrado contraria a que los populistas invistan "gratis a Pedro Sánchez. Según ha asegurado Celaá, cualquier escenario en el que Podemos ofrezca un apoyo sin contrapartidas sería "un callejón sin salida que no merece la ciudadanía".
La portavoz del Ejecutivo ha sido explícita -algo inusual- ante la posibilidad latente de que Pablo Iglesias favorezca la investidura de Pedro Sánchez para convertirse, inmediatamente después, en una oposición a la izquierda. "Cul de sac" (vía muerta) ha sido la expresión de Celaá para rechazar ese nuevo giro del guión de las negociaciones que ya el jueves fue deslizado abiertamente por una de las negociadoras de Podemos.
Números
Más allá de que los socialistas digan a poco más de dos semanas del 23 de septiembre que estarían dispuestos a conceder a Podemos una "participación potente" en distintos organismos pero fuera del Consejo de Ministros, hay algo que no se puede pasar por alto. Si Iglesias anuncia el apoyo a Sánchez, el presidente en funciones está obligado a asumir el trance, someterse al debate de investidura y apechugar con un escenario que Moncloa parece ya descartar: que no haya elecciones el próximo 10 de noviembre.
Y la razón es meridiana. Si los números dan para una investidura, Pedro Sánchez no puede negarse a ella. Si lo hiciera, estaría bordeando un extremo muy peligroso para la higiene de las instituciones que es el de vincular la gobernabilidad con la investidura por mero oportunismo. Máxime cuando ha sido el propio Sánchez quien, apelando al sentido de Estado y a la necesidad de acabar con el bloqueo, ha buscado la abstención de Cs y PP dando por supuesto que a partir del día siguiente pasarían a ser oposición.
Apurar
Cierto es que, a la vista de la investidura fallida, de aquí al 23 de septiembre Sánchez intentará apurar al máximo los tiempos para defenderse de una realidad inapelable: quiera o no quiera, el líder socialista está más que nunca en las manos de Iglesias.
Ésa -y no otra- es la verdadera tercera vía a la que tendrá que amoldarse a estas alturas del partido. Si Sánchez rechazara ahora someterse a la investidura teniendo los apoyos necesarios, estaría yendo contra su propia palabra. Lo cual tampoco es descartable a la luz de las hemerotecas.