Este lunes, nueve miembros de los llamados CDR (Comités de Defensa de la República) han sido detenidos por "intentar subvertir el orden constitucional mediante una campaña de acciones violentas con la colocación de artefactos explosivos que podrían ocasionar graves daños materiales e, incluso, víctimas mortales". Se cree que planeaban al menos un ataque a un cuartel de la Guardia Civil en Cataluña.
Estamos ante una investigación de la Audiencia Nacional y, según sostiene la Fiscalía, los detenidos contaban con un "avanzado grado de preparación". A los detenidos se les imputa un delito de terrorismo.
CDR y Arran
No es ocioso recordar que en la génesis de los CDR tiene un papel fundamental Frederic Bentanachs, uno de los fundadores de Terra Lliure, que fue adiestrado por ETA. Su presencia es frecuente en las algaradas y en la ocupación del espacio público que promueven Arran y los CDR.
Otro habitual de las algaradas independentistas es Carles María Sastre, actual líder sindical, condenado en su día por el asesinato del empresario José María Bultó. Eso sí, TV3 le define como un "gran reserva del independentismo".
Violencia
Lo peor, sin duda, es la connivencia tácita de no pocos políticos y autoridades separatistas dispuestos a blanquear una y otra vez la escalada de acciones violentas: escraches, señalamiento de constitucionalistas, vandalismo contra edificios del Estado, cortes de carretera y de vías de tren... Ellos han creado el caldo de cultivo con un discurso incendiario que deslegitima al Estado y lo presenta como el enemigo a batir.
El presidente Quim Torra, el mismo que llama a "apretar" a los CDR , los justifica cuando son detenidos clamando contra "la represión" del Estado y aduciendo que el movimiento independentista "es y será siempre pacífico". Ahora lo ha vuelto a hacer.
Las detenciones de este lunes nos recuerdan que una parte del separatismo no sólo no renuncia a la violencia como forma de doblar el pulso a la Democracia, sino que está dispuesta a echarse al monte. Conviene estar vigilantes.