Finalmente Franco saldrá del Valle de los Caídos un lunes y en vísperas de que arranque la campaña electoral del 10-N. La exhumación del dictador ha sido avalada este martes por los jueces del Tribunal Supremo. Los restos reposarán en El Pardo, en el panteón de Mingorrubio.
La sentencia, impecable, ha sido acogida con alborozo por el Gobierno y por el PSOE. Y es que, pese a que los herederos de Franco han anunciado recursos ante el Constitucional y el Tribunal de Estrasburgo, y aun cuando el levantamiento de la lápida se encuentra suspendido cautelarmente por un juez de Madrid, el Supremo es claro y contundente en su resolución.
Anacronismo
Pedro Sánchez ha cantado "victoria" y no ha perdido la ocasión de darle realce internacional en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. Lo cierto es que podrá cumplir su compromiso de exhumar a Franco en el momento que más le conviene electoralmente. Eso sí, está por ver que esa circunstancia tenga, hoy por hoy, un efecto real en la campaña.
La permanencia de Franco en el mausoleo del Valle de los Caídos constituía un anacronismo en el entorno de la Europa democrática y un agravio para sus víctimas. Por eso era conveniente su exhumación, sin alharacas ni banderías. Ahora bien, todos los procesos de memoria histórica deben tener como objetivo la reconciliación, para unir y no dividir a la sociedad. Resulta decepcionante que haya quien pretenda imponer una revisión sesgada del pasado.
Relato
En el caso de la exhumación de Franco hay elementos que llevan a pensar que el interés partidista ha primado sobre la búsqueda de la justicia y la reparación. No se entiende, por ejemplo, que Sánchez promueva, a renglón seguido, la instauración de un "Día para el recuerdo de las víctimas del franquismo" olvidando a quienes también sufrieron el terror en la otra orilla. La Guerra Civil no fue una confrontación de buenos y malos, sino una enorme tragedia de la que todos los españoles fuimos víctimas. Ese es el verdadero relato.
Habrá quien quiera creer que ha sido el general Sánchez el ganador virtual de la última batalla contra Franco, como si aún hubiera lugar a revanchas. La realidad es que fueron los españoles los que pasaron página hace más de 40 años. Por eso, precisamente, el presidente Sánchez habla hoy ante la ONU como representante de una de las democracias más acreditadas del planeta.