Habrá quien diga que llega tarde y condicionado por las encuestas en contra, pero Albert Rivera deslizó este sábado la posibilidad de un pacto de Estado con el PSOE que puede ser determinante para sacar a España del bloqueo.
Después del reiterado “no es no" a Sánchez, el líder de Cs opta por una vía que permite mirar con otros ojos el 11-N, sobre todo porque es impensable un escenario de mayorías absolutas. A cambio, Rivera pide al PSOE que retorne a la senda del "constitucionalismo", de "donde nunca debió salir".
Rivera vuelve a convertir a Cs, de esta manera, en el partido de centro que precisa España. Es cierto que en este ir y venir se han quemado demasiadas naves: Toni Roldán o Francisco de la Torre han sido víctimas de esos vaivenes.
Cambio de tono
El cambio de tono de Rivera debería haber llegado antes, pero también llega a tiempo. Aunque sea sobre la bocina, Ciudadanos ha mostrado que es capaz de rectificar errores y de ejercer como ese partido que puede garantizar la moderación y las reformas que necesita España.
La disposición de Rivera a una reedición del Pacto del Abrazo debe ser acogida con optimismo. El desdén que ha mostrado Sánchez es lógico: estamos en plena precampaña y el PSOE teme el rearme de Cs. Sin embargo, la mano está tendida y habrá tiempo de reconsiderar posiciones llegado el momento.
Estabilidad
No son pocos los retos que le esperan a nuestro país, y para afrontarlos será necesario un Gobierno fuerte. Por eso, la vuelta al pactismo de Rivera debe ser respondida por el PSOE con generosidad y con sentido de Estado.
La encuesta de EL ESPAÑOL de este lunes prueba que el enrocamiento de Rivera ha mermado estos meses sus apoyos -tanto que Cs empataría en escaños con Vox-, pero peor que equivocarse es porfiar en el error. Y Cs está seguramente a tiempo de ser parte de la solución y no del problema, y contribuir a que la estabilidad llegue a España.