Las palabras con las que Miquel Iceta ha inaugurado el XIV congreso del PSC son la prueba del imaginario con el que los socialistas tratan de solucionar, de la mano de ERC, la investidura de Sánchez y el "conflicto político: el autogobierno catalán sólo funcionará si se realiza "sin interferencias indebidas del Estado". 

Si hace unos días Iceta dinamitaba el sentido común con su teoría de que España estaba conformada por nueve naciones, este viernes ha sostenido y ha enmendado el viraje más nacionalista de un PSC que esta misma semana rechazaba en el Parlament la inclusión del castellano como lengua vehicular de la educación catalana. 

Supremacismo

En la práctica, es el PSC el sujeto que negocia con ERC la investidura de Pedro Sánchez en tanto que es el PSOE el que queda supeditado a los intereses de los socialistas catalanes. La evidencia del papel predominante de Iceta en las negociaciones lo refleja el cariz que estas han tomado. Hasta el comunicado sobre la marcha de las reuniones aparece firmado por el PSC, por el PSOE y por los separatistas, los tres en pie de igualdad.

Esta perversión del todo por la parte lleva camino de generar una nueva guerra abierta en el socialismo español. Conforme pasan las horas y los socialistas son más rehenes de las exigencias de Oriol Junqueras, mayor es la presión de los barones. Después de que Garcia-Page definiera con una metáfora gruesa la claudicación ante ERC, ha sido el presidente de Aragón, Javier Lambán, quien ha deslizado que la inclinación nacionalista del PSC es un ejercicio de "supremacismo".

Generalitat

El socialismo catalán está defendiendo un programa que es casi intercambiable - y compatible- con el de ERC. Lo grave es que las componendas del PSC -principalmente en un escenario próximo en el que pueden aliarse con los republicanos y los comunes en la Generalitat- están poniendo en riesgo el propio futuro de la Nación española.

Cuando Iceta acepta que está dispuesto a "morderse la lengua" para que fructifique el acuerdo con Esquerra, el socialismo demuestra que ha claudicado ante Junqueras. Y eso es desastroso.