El futuro de España está definitivamente en las manos de ERC. Los independentistas decidirán el día 2 si investir a Pedro Sánchez con su abstención supone "una oportunidad para el independentismo". Lejos de aclarar el panorama, la consulta a su Consell Nacional este jueves contribuye a alargar más los plazos.
Todo, además, una vez que la Abogacía del Estado ha remitido el informe en el que argumenta que Oriol Junqueras puede salir de prisión e ir al Parlamento Europeo a retirar su acta de eurodiputado. No hay que olvidar que el cambio de criterio de la Abogacía, este "gesto" hacia ERC, representa un giro radical en su posición anterior. En octubre afirmó ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que "en el caso de que Junqueras gozara de inmunidad, tal inmunidad no tendría ninguna incidencia".
Lo inexorable
Para añadir más confusión al asunto, la Abogacía sugiere que sea la Junta Electoral Central la que anule la condición de diputado europeo del líder separatista condenado en firme por encabezar el golpe sedicioso en Cataluña. Una decisión que se conocerá el próximo viernes.
Que el concepto del tiempo de Pedro Sánchez no es el mismo que el de ERC ha quedado de manifiesto este mismo lunes. En un solo día el presidente en funciones ha concretado el programa de Gobierno con Podemos, ha pactado con el PNV la práctica desaparición del Estado en el País Vasco condicionando al criterio previo de los nacionalistas cualquier decisión presupuestaria y avalando la salida de la Guardia Civil de Navarra. Algo que casi deja en anécdota que las selecciones deportivas autonómicas puedan participar en competiciones internacionales.
El calendario
Esquerra maneja con astucia el calendario y el propio futuro político de Pedro Sánchez. Esto lo prueba la comparecencia de Marta Vilalta, la secretaria nacional de ERC, cuando a última hora del lunes aseguró que los momentos actuales son los más idóneos para los intereses de los independentistas.
La "oportunidad" de la que habla el partido de Junqueras y que ratificarán sus órganos internos no habla ni de mejoras en la vida de los trabajadores catalanes, ni de transferencias en materia de infraestructuras o competencias. Sucede que su ‘ya veremos’ incluye nuevos avances en el camino que han trazado para separar a Cataluña del resto de España.