El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, visitará este sábado Madrid a pesar del desaire de Pedro Sánchez de no recibirle y de delegar en la ministra de Exteriores dicho encuentro. Tras su paso por el foro de Davos, el líder opositor al régimen de Nicolás Maduro ha sido diplomático con un Gobierno de coalición ante el que resulta ocioso recordar las dependencias bolivarianas de Podemos. Guaidó ha tirado de ironía y ha asegurado que ya recibirá él a Sánchez en el palacio de Miraflores, sede de la Presidencia venezolana, "muy pronto".
Con la llegada de Guaidó, Sánchez afronta uno de los trances que conlleva la responsabilidad de ser presidente del Gobierno, pues ha de nadar y tratar de guardar la ropa estando en juego las relaciones con un país en el que España tiene importantes intereses. Pero muchos se preguntarán ahora que si puede elevar a categoría de reunión bilateral sus conversaciones con alguien como Torra, ¿por qué no hacerlo también con un verdadero defensor de la democracia?
La 'realpolitik'
Hay otras circunstancias, más allá de las económicas, que maniatan a Sánchez en este caso. Por un lado, los vínculos de sus socios de Gobierno con la dictadura bolivariana. Por otro, la figura de José Luis Rodríguez Zapatero, que ha sido el principal interlocutor de Nicolás Maduro en la esfera internacional.
A Pedro Sánchez le ha salido al paso la realpolitik y ya no puede calificar a Maduro de "tirano", como hizo hace ahora justo un año.
Democracia y libertad
La ocasión permite a la oposición disfrutar de una gran baza: reivindicar la democracia y la libertad, y dejar a Sánchez del lado equivocado de la Historia a ojos de todo el mundo. Por lo pronto, el presidente encargado de Venezuela se dará este sábado un baño de multitudes en Madrid y recibirá la Llave de Oro de la Ciudad de manos de las autoridades de la capital.
Ese mismo día, Sánchez ha programado nuevas visitas a las zonas afectadas por el temporal en lo que es una clara huida que no evitará la comparación con líderes como Merkel, Boris Johnson, Mark Rutte o Tony Blair, que sí han dado aliento a Guaidó en su lucha contra un régimen en el que los presos políticos y la represión son el pan de cada día.