El mercado bursátil español cerró este viernes una semana negra, la peor desde 2011. En sólo siete días, el Ibex ha perdido 73.800 millones de euros por el temor de los inversores al coronavirus. Los analistas, además, aseguran que lo peor está por llegar. El parqué madrileño no sufría un comportamiento tan bajista desde que en mayo de 2010 arrancó el primer rescate financiero a Grecia.
La pérdida de capital de las grandes firmas españolas es la muestra más evidente del pánico que ha despertado lo que la OMS, con una irresponsabilidad manifiesta, considera una "potencial pandemia".
Comercio mundial
Es indudable que los protocolos sanitarios y las llamadas a la precaución de las autoridades están justificadas, pero esta propagación exponencial del alarmismo ante el virus no se corresponde con la realidad y está poniendo en jaque los basamentos del comercio mundial.
El miedo es libre, pero conviene exigir responsabilidades a todos aquellos que no han impedido que el colapso se vaya propagando a una velocidad superior a la del contagio del propio virus. Hay que recordar, en este sentido, la suspensión del Mobile World Congress en Barcelona, cuya cancelación obedeció a razones que han encontrado en la enfermedad una justificación, o tal vez un pretexto. Es algo que hay que tener presente.
Parar el delirio
La OMS, las administraciones, las redes sociales, buena parte de los medios de comunicación... parece que somos incapaces de llegar a un mínimo de sentido común ante una enfermedad cuya mortalidad es muy inferior a la de la gripe común, como se ha reiterado en no pocas ocasiones. Cuando se contabilizan más de 30 contagiados en nuestro país, hace bien el Ejecutivo en resumir así la situación: estamos ante "una enfermedad que no es grave, pero no es banal".
Con todo, el batacazo de la Bolsa tiene una consecuencia fatal: porque la principal víctima de esta histeria global será el empleo. Hay que parar este delirio sabiendo que el mejor antiviral es la mezcla de información, prudencia y calma.