La reunión virtual de este viernes entre los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, que ha retrasado hasta julio la aprobación del plan de recuperación, ha servido para evidenciar las sustanciales diferencias de criterios entre el Norte y el Sur. La propia presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lo corroboraba al admitir las divergencias tanto respecto al tamaño total del fondo de reconstrucción como "al equilibrio entre subvenciones y préstamos o la clave de reparto". En esencia, todos los países han repetido sus argumentarios para corroborar que, frente a la crisis derivada del Covid, existen dos Europas.
Precisamente es la desunión en el bloque europeo la causa principal de que las grandes medidas de reconstrucción no se hayan puesto aún en marcha. Todo un aviso para la clase política de nuestro país, empeñada en discusiones estériles. Más allá del clima que se vive en el Congreso, es cierto, tal y como cuenta hoy EL ESPAÑOL, que la representación española en el Parlamento Europeo ha optado por dejar el "guerracivilismo" y ha conformado un frente común (nuestro pacto de Bruselas).
Único escenario
Las escaramuzas vividas en la cumbre de este viernes deben indicarnos que no hay más solución que llegar a un gran pacto en España, que pasa por la negociación de unos Presupuestos de los que depende de manera evidente que recibamos la ayuda europea. Es verdad que con Podemos dentro del Gobierno se hace muy difícil el apoyo del PP a las cuentas, pero será responsabilidad de los líderes -unos y otros- que la falta de entendimiento atrape a nuestro país en una tormenta perfecta de deuda, desempleo y desconexión con Europa.
Resulta desazonador en este sentido que Pedro Sánchez haya acudido a la eurocumbre sin pedir el respaldo de la oposición, cuando esto fue la tónica habitual en los Consejos de la crisis financiera de hace no tantos años; bien es verdad que en esto, como en otros aspectos, el presidente ha optado por maniobrar de forma unilateral.
Doble revés
Y hay otra lectura positiva respecto a la posición común que requiere España: la CEOE ha hecho un llamamiento a ese gran pacto. Los principales líderes del Ibex 35 exigen que se ponga toda la carne en el asador, que no se vuelva a quebrar el diálogo social y demostrar -con toda la pedagogía que sea necesaria- que el sector privado es fundamental para la generación de riqueza frente al horizonte que nos aguarda.
No sería comprensible que los españoles padecieran un doble revés: sufrir el cepo de los llamados países frugales de la UE y además, como miembros de la Eurozona, abordar en soledad el aviso inquietante del Banco Central Europeo: una contracción sin precedentes del 8,7% para 2020 y la convicción de que lo peor está aún por llegar.