El batacazo de Podemos en los pasados comicios vascos y gallegos no fue más que la consagración de una realidad: la formación populista se hunde, cae por debajo del 10% y obtendría 22 escaños, el peor resultado de toda la Historia, tal y como muestra el estudio de SocioMétrica para EL ESPAÑOL que publicamos hoy.
Cierto es que la presencia de Podemos en el Gobierno de coalición conlleva un desgaste evidente, más cuando no son pocas las contradicciones con las que tienen que lidiar. Pero caer en cinco años de 42 a 22 diputados ejemplifica el declive inexorable de la formación que tanto clamaba por cambiar el sistema.
Caso Dina
Las razones de esta debacle están claras y se han agravado en las últimas fechas; a las ya citadas contradicciones de fondo -el chalet de Galapagar se erige como la más recurrente, pero ni es la única ni es la más grave-, el partido está envuelto en una espiral de investigaciones en torno a su financiación y el votante de izquierda ya no confía en un partido que día sí y día también está en el candelero mediático por el vodevil del caso Dina.
Y eso por no hablar de las purgas a lo disidentes y la existencia de una guardia pretoriana en torno a Pablo Iglesias que no hace más que redundar en un debate monolítico que empieza a descorazonar al tradicional electorado de izquierdas.
Bloqueo en la coalición
La situación de franco hundimiento del liderazgo de Pablo Iglesias queda demostrado con un hito que hay que consignar: Iglesias jamás había caído por debajo del 10% en intención de voto, ni en las generales ni en los sucesivos sondeos que ha venido ofreciendo este periódico.
Como se quejan los críticos, poco queda ya en el partido del espíritu de las acampadas. Si acaso la actitud beligerante -han llegado a airearse aceradas críticas- de sus miembros en el Consejo de Ministros, con el consecuente bloqueo para el Gobierno de un lastre que es cada día más insoportable y más en la coyuntura dramática que vive España. Y así se justifica Podemos ante unas bases más que menguantes.