Los eternos debates sobre cierres perimetrales, prohibiciones de manifestarse y otras medidas restrictivas en tal o cual autonomía, generalmente coincidentes con periodos vacacionales o fiestas nacionales, surgen de forma recurrente en nuestro país por un solo motivo: la vacunación avanza más lentamente de lo que sería deseable.
Es cierto que ese problema no es exclusivamente español. Como lo es que nuestro ritmo de vacunación no es peor, sino incluso levemente mejor, que el de otras naciones de nuestro entorno. Pero como dice el refrán, "mal de muchos, consuelo de tontos".
Los debates estériles a cuenta del 8-M, o de la supuesta insolidaridad de la Comunidad de Madrid, no son más que el síntoma de un nuevo fracaso en la lucha contra la pandemia. Un fracaso achacable en buena parte a la lentitud y el exceso de burocracia regulatoria con que la UE ha afrontado la compra y la distribución de las vacunas.
Pero fracaso al fin y al cabo.
Es inaceptable que cada nuevo paréntesis festivo se solvente con el ya consabido "cierre por orden gubernativa". La limitación de derechos fundamentales de los ciudadanos no puede ser la solución por defecto de las Administraciones españolas.
Abrir la mano en Navidad provocó, es cierto, un aumento de los contagios. Pero han pasado dos meses y medio desde las fiestas navideñas y el debate continúa siendo el mismo. ¿Por qué esta manifestación sí y esta no? ¿Por qué cerrar Castilla-La Mancha y no Madrid? ¿Por qué un restaurante de Vallecas puede abrir y uno de Barcelona no?
Libertad de movimientos
Se ha asumido, por mor de los requerimientos del estado de alarma, que un ciudadano español no pueda moverse libremente por su país, manifestarse por la causa que desee o abrir con total normalidad su negocio. Se mire como se mire, se trata de una aberración.
Una aberración comprensible en las circunstancias actuales, pero difícil de digerir a la vista de la dejación en la gestión de la pandemia de la que han hecho gala casi todas las Administraciones, con las excepciones conocidas por todos.
A lo largo de este mes y del que viene, España recibirá millones de vacunas. ¿Está el país preparado para gestionar la vacunación masiva de millones de ciudadanos?
Es obligación de nuestro Gobierno exigir a las instituciones europeas que presionen a las farmacéuticas tanto como lo han hecho otros países no europeos cuyo ritmo de vacunación es muy superior al de la mayoría de los países del Viejo Continente.
Madrid debe ser solidaria
La solución es clara: la vacunación masiva. Sólo un 5'5% de la población española está vacunada. Un porcentaje inadmisible.
El debate, como suele ser habitual, se ha centrado de nuevo en la Comunidad de Madrid. La autonomía que con más ahínco ha compaginado la lucha contra la epidemia y la protección, en la medida de lo posible, de la economía de sus ciudadanos.
Las personas que desean manifestarse el 8-M deberían, en un contexto ideal, poder hacerlo libremente. Como deberían los madrileños poder salir de su comunidad para pasar las vacaciones de Semana Santa en otras regiones españolas.
Pero la situación es la que es y lo que es difícilmente justificable es que se abra la mano en algunos casos mientras se cierra en otros. Madrid debe solidarizarse con el resto de comunidades y cerrar perimetralmente en Semana Santa, especialmente a la vista de que otras comunidades gobernadas por el PP lo harán sin problemas.
La medida ni siquiera supone un quebranto para la economía de los madrileños. Si acaso la refuerza, al obligar a los ciudadanos a gastar el dinero en su propia región.
De nuevo, EL ESPAÑOL pide una coordinación que permita luchar unidos frente a la pandemia. Y a este esfuerzo llamamos a todas las regiones. El pandemonio autonómico y los reproches entre presidentes regionales, generalmente contra Isabel Díaz Ayuso, sólo distraen del verdadero objetivo.
Ahora, el Gobierno y las autonomías tienen la oportunidad de demostrar que de esta, efectivamente, "salimos más fuertes". Más fuertes, y juntos. Más presión en la UE, más vacunas y menos batallas estériles por cuenta de manifestaciones y cierres perimetrales.