La decisión del juzgado de lo contencioso-administrativo número 5 de dejar fuera de las listas del PP a Toni Cantó y al exalcalde de Toledo, Agustín Conde, por haberse empadronado en Madrid más tarde de lo que marca la ley electoral de la Comunidad de Madrid habrá sorprendido a muy pocos.
Y menos que a nadie, a los propios líderes del PP, que conocían la fragilidad de los argumentos que defendían la legalidad de la presencia de Cantó en la lista encabezada por Isabel Díaz Ayuso.
El PP y el propio Cantó han anunciado ya que recurrirán el fallo ante el Tribunal Constitucional en las 48 horas hábiles preceptivas. Pero, independientemente de cuál sea la decisión final del Constitucional, lo cierto es que la sentencia del juzgado de lo contencioso-administrativo número 5 se enmarca en el proceso habitual de control judicial y administrativo del proceso electoral.
Ejemplo de ello es la decisión de la Junta Electoral provincial de ordenar al PSOE la retirada de la pancarta que el partido colgó en la plaza de Callao de Madrid, al considerar que esta infringe la ley electoral.
La Junta Electoral de la Comunidad de Madrid también ha ordenado a PSOE y Podemos retirar los folletos de propaganda que muestran las fotografías de Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias, y ha amonestado al líder de los morados y a la propia Isabel Díaz Ayuso por usar espacios oficiales para hacer campaña electoral.
Norma de sentido común
Según el juzgado de lo contencioso-administrativo número 5, tanto Toni Cantó como Agustín Conde se empadronaron en Madrid fuera de plazo.
La ley electoral obliga a que los candidatos electorales estén empadronados en la Comunidad antes del 1 de enero del año en que se celebran los comicios. Es una norma de puro sentido común que pretende evitar al aterrizaje de paracaidistas procedentes de otras regiones en función de los tacticismos electorales de turno de los partidos políticos.
Cantó dimitió de sus cargos en Ciudadanos el pasado 15 de marzo a raíz de la fallida moción de censura de Murcia y de su perdida de confianza en el liderazgo de Inés Arrimadas.
El 22 de marzo, y después de anunciar que se retiraba de la política, Cantó se empadronó en Madrid. El 24 de marzo anunció en su cuenta de Twitter que se había reunido con la presidenta de Madrid en funciones, Isabel Díaz Ayuso. Dos días después, el 26 de marzo, renovó su DNI con residencia en Madrid.
Por supuesto, Cantó (y el exalcalde de Toledo) tienen todo el derecho a empadronarse en la ciudad que deseen y formar parte de las listas de su partido en su nuevo lugar de residencia. Pero el requisito de la norma electoral de exigir la residencia el 1 de enero del año electoral en curso no es arbitrario ni especialmente draconiano.
Es más. Tanto Cantó como Conde podrán formar parte sin problemas del Gobierno de Ayuso, si es que esta así lo decide tras las elecciones.
Operación de propaganda
Existe un segundo punto de interés político en este asunto y es el evidente aroma propagandístico que desprendía el apresurado fichaje de Cantó por parte del PP.
Un fichaje que, de hecho, provocó alguna pequeña tirantez entre el equipo de Ayuso y Génova, y que obligó a romper a la presidenta en funciones su promesa de que los puestos 2 a 8 de su lista serían ocupados por sus siete consejeros: María Eugenia Carballedo, Javier Fernández-Lasquetty, Enrique López, Paloma Martín, Enrique Ossorio, David Pérez y Enrique Ruiz Escudero.
Toni Cantó fue durante muchos años uno de los activos innegables de Ciudadanos y su fichaje por el PP se daba por descontado entre aquellos que conocían las intenciones de Génova. Pero su aterrizaje en el puesto cinco de la lista de Ayuso parecía más una operación destinada a atraer a los votantes de Ciudadanos que el producto de un proceso natural de captación de talento político.
La realidad es que, más allá de las consecuencias de la decisión del juzgado de lo contencioso-administrativo número 5 para los propios Cantó y Conde (que no podrán ser diputados de la Asamblea, ni portavoces, ni tampoco senadores por designación autonómica), el proyecto de Ayuso sigue siendo exactamente el mismo. Con Cantó y Conde, o sin Cantó y Conde.
Es indudable que Toni Cantó está llamado a protagonizar un papel destacado en el PP del futuro. Quizá en Madrid. O quizá en Valencia. Pero las prisas suelen ser malas consejeras y la decisión de la Justicia, al fin y al cabo, sólo ha hecho que retrasar levemente los planes del PP y del propio Cantó.