La sentencia judicial que avala la aplicación de pseudoterapias bajo el pretexto del "uso compasivo" es un disparate que rema a contracorriente de la ciencia y del sentido común que se le presupone a un juez.
La sentencia llega después de que la familia de un paciente de Covid denunciara la negativa de los médicos de un hospital de Castellón a permitir el uso de la ozonoterapia para tratar al enfermo. Una terapia extravagante basada en la aplicación de pequeñas dosis de ozono (a veces por vía rectal) y que precisa de un respaldo científico mayor que el de la rumorología de pasillo.
En respuesta a la polémica decisión judicial, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos ha enviado una carta al Consejo General del Poder Judicial para poner los puntos sobre las íes y reclamar que la Justicia actúe dentro de los parámetros de la ciencia y la razón.
¿Cómo se explica que un juez falle en contra de una decisión médica y respalde el uso de una pseudoterapia inconsistente y desautorizada por las instituciones sanitarias?
En EL ESPAÑOL respaldamos las quejas de los médicos y condenamos un dictamen que no sólo desoye las opiniones de los expertos, sino que crea un precedente peligroso en nuestro país y transmite un mensaje inquietante de respaldo a las pseudoterapias.
Judicialización de la medicina
El caso es paradigmático y tiene relevancia más allá de la flagrante falta de evidencia científica de la ozonoterapia. Porque el auto judicial no sólo desoyó las opiniones de los cardiólogos y los intensivistas, sino que obligó a los trabajadores del hospital a permitir que se pusiera en marcha una pseudoterapia (aplicada por un especialista externo) que se ha revelado insegura e ineficaz para el paciente.
Es inexplicable que un juez imponga su criterio por encima del criterio médico. Más si cabe en situaciones donde su trabajo debería limitarse a confirmar la decisión de los profesionales.
Como indica la carta, "la judicialización de la medicina, a espaldas de los fundamentos clínicos de asistencia, introduce un elemento de distorsión en la práctica clínica y un eventual motivo de confrontación entre todas las partes".
Con los médicos
No es de recibo que, durante una pandemia que ha exigido un esfuerzo físico y mental sobrehumano de los médicos, un juez desautorice sus prácticas e imponga irresponsablemente las que se les antojan a los pacientes más crédulos.
Puede comprenderse que una familia, ante la desesperación de la gravedad de la enfermedad del pariente, ruegue la aplicación de una práctica alternativa y contraria a la ciencia.
Pero esa comprensión no se puede extender hasta a la justicia. Más allá de que, como recoge la misiva, el pronunciamiento judicial estuviese "probablemente" motivado por la voluntad de ayudar al paciente.
No se sostiene bajo el argumento de la buena voluntad y del "uso compasivo" que un juez pase por encima del criterio científico en una sociedad avanzada como la nuestra. Tampoco que suplante, con una imprudencia inaudita, una labor que corresponde exclusivamente a los médicos.