Los datos del macrosondeo que EL ESPAÑOL está publicando por entregas desde este sábado 1 de enero son claros: los españoles desaprueban la gestión de Pedro Sánchez de forma ampliamente mayoritaria salvo en una comunidad autónoma, la catalana.
La conclusión es obvia. Las mismas políticas que han llevado al presidente a ser aceptado por los catalanes (con el indulto a los líderes del procés a la cabeza) son las que han hecho que sólo un 30% del resto de los españoles le apruebe. El hecho de que ese sacrificio de popularidad a nivel nacional ni siquiera haya servido para llevar al PSC a la Generalitat confirma lo pírrico de la victoria del presidente en Cataluña.
Los resultados del macrosondeo son especialmente llamativos por lo que respecta a los jóvenes españoles, que desaprueban a Sánchez en un porcentaje cercano al 80%. No es aventurado por tanto concluir que el presidente carece de una base social sólida que le respalde, y que es la marca PSOE la única que le está dotando de sostén popular.
La buena noticia para el presidente, y mala para la oposición, es que Pablo Casado sigue todavía muy lejos de ser percibido como una alternativa sólida a Pedro Sánchez.
El presidente del PP ha caído en los sondeos incluso por detrás de Santiago Abascal en la valoración de los ciudadanos. El 3,8 sobre 10 con el que los españoles valoran a Sánchez puede ser preocupante, pero no tanto como el 2,8 que otorgan a Casado. El presidente puede así respirar tranquilo: los españoles carecen de plan B para él.
Trasvase PP-Vox
La situación era muy diferente a mediados de 2021, cuando el PP surfeaba una ola que le llevó hasta los 130 escaños y a superar muy claramente al PSOE. Pero la absurda guerra desatada por Génova contra Isabel Díaz Ayuso, la política del PP más popular entre los españoles, hizo que esa ventaja se perdiera de forma fulminante. Hoy, el PP está de nuevo por detrás del PSOE.
Negar que el PP empezó a crecer en los sondeos a raíz de la victoria de Ayuso (recordemos que el partido llegaba a las elecciones autonómicas madrileñas tras un fracaso sin paliativos en Cataluña) sería tan absurdo como negar que es precisamente esa batalla contra la presidenta madrileña la que está haciendo que muchos votantes populares se vayan a Vox. Porque PP y Vox son vasos comunicantes.
Vox nunca ha estado tan alto en los sondeos. Ese 17,7% que le otorga EL ESPAÑOL es su máximo histórico y le sitúa a sólo siete puntos de un Pablo Casado que empieza a correr el riesgo de que el PP pierda el aura de voto útil de la derecha.
Giro hacia Pedro Sánchez
Existe un segundo riesgo para Pablo Casado y es el de que la subida de Vox acabe siendo de tal magnitud que no deje otra alternativa al PP que un Gobierno de coalición con los de Abascal. Sondeo a sondeo, la posibilidad de una victoria à la Ayuso, es decir lo suficientemente aplastante como para que el peso de Vox sea irrelevante, se desvanece, aumentando la posibilidad de que estos sean imprescindibles.
Una victoria rotunda de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León o de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía ayudaría a consolidar la idea de que la marca PP sigue siendo al menos tan poderosa como la marca Ayuso. Pero un buen resultado de Vox que hiciera imprescindible su entrada en ambos Gobiernos autonómicos podría ser letal para Pablo Casado.
Si eso ocurre, los votantes españoles moderados girarán de nuevo hacia Pedro Sánchez. Un presidente impopular y no deseado por dos de cada tres españoles, pero que podría convertirse en el valor refugio de aquellos que no quieren a Vox en el Gobierno. Y la actual caída en los sondeos del PP sólo hará que acentuarse.
La economía no augura buenas noticias para el Gobierno y eso juega a favor de Pablo Casado y en contra de Pedro Sánchez. Pero faltan dos años hasta las elecciones generales y si algo han demostrado 2020 y 2021 es que la política española actual se mueve a una velocidad muy superior a la de los últimos 40 años.
Casado debe convertirse ya en una alternativa firme a Pedro Sánchez o se diluirá poco a poco como un líder de transición en el PP.