Dos medios de prensa desvelaron ayer a última hora de la tarde una presunta trama de espionaje al entorno familiar de Isabel Díaz Ayuso, espionaje que se habría intentado pagar con fondos públicos de una agencia del Ayuntamiento. El objetivo de ese espionaje habría sido el de conseguir información comprometedora sobre el cobro de supuestas comisiones ilegales por parte del hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Todo sugiere que las acusaciones de espionaje tienen su origen en Sol y que las acusaciones de cobro de comisiones por la compra de material sanitario durante los primeros meses de la pandemia tienen su origen en Génova.
Según publica hoy EL ESPAÑOL, Génova atribuye al entorno de Isabel Díaz Ayuso la acusación de espionaje, que ha calificado en un escueto comunicado de "tajantemente falsa". La dirección nacional del PP también ha anunciado que tomará "las medidas judiciales oportunas ante estas falsedades".
Según fuentes de Génova, estaríamos ante una campaña de intoxicación a modo de control de daños destinada a tapar los presuntos pagos de comisiones por parte de un empresario amigo al hermano de Díaz Ayuso, que habría actuado como intermediario en la compra de material sanitario por valor de 1,5 millones de euros.
EL ESPAÑOL no puede dar por buena ninguna de estas acusaciones. Pero ambas, dada su gravedad, deben ser investigadas hasta las últimas consecuencias con luz y taquígrafos. Cualquier persona que tenga conocimiento de la supuesta trama de espionaje, o del hipotético pago de comisiones ilegales, debe ponerlo de inmediato en conocimiento de la Justicia y de la opinión pública.
Si la existencia de una guerra sucia de la dirección del PP contra Isabel Díaz Ayuso sería de una gravedad extrema, tanto o más lo sería el cobro de comisiones ilegales, es decir, el tráfico de influencias en contratos públicos, por parte de un familiar de Isabel Díaz Ayuso.
La guerra entre la dirección de Génova y la presidenta de la Comunidad de Madrid, que a la luz de estas informaciones puede causar tremendos al PP, es insostenible. Las maniobras orquestales en la oscuridad amenazan no ya el futuro de Ayuso y Casado, sino el del propio partido y el del espacio de centroderecha español.