El socialismo ha cerrado filas tras la confirmación por parte del Tribunal Supremo de la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Sevilla a los expresidentes socialistas de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el caso de los ERE, el mayor fraude en la concesión de ayudas laborales de la historia de España.
La defensa numantina de Chaves y Griñán ha contrastado con la reacción del partido el 19 de noviembre de 2019, fecha de la sentencia original de los ERE.
Porque en 2019, José Luis Ábalos, en nombre del Gobierno, pero también del PSOE, afirmó que los hechos (ocurridos entre 2001 y 2009) no afectaban a Pedro Sánchez. Ábalos también recordó entonces que fue precisamente Sánchez el que apartó a Chaves y Griñán de la política a pesar de haberlos defendido públicamente en 2016, antes de que fueran juzgados y condenados en la Audiencia de Sevilla.
Resulta difícil de explicar por qué el PSOE ha hecho suya ahora la causa de Chaves y Griñán cuando en 2019 se desmarcó de ella, en una decisión valiente que le ganó muchas criticas a Pedro Sánchez en algunos círculos del viejo socialismo andaluz.
¿Qué ha cambiado en tres años para que el PSOE defienda hoy lo indefendible y desande el camino recorrido en 2019 para desvincularse de la corrupción?
Un "procedimiento" clientelar
Las reacciones en el PSOE fueron ayer martes muy diferentes a las de 2019. Juan Espadas, líder del PSOE andaluz, disculpó el delito con el chocante argumento de que este fue "un procedimiento que perseguía un fin social que permitió salvar buena parte del tejido producto y evitó que 6.000 personas fueran al paro".
También Pilar Alegría, la nueva portavoz del PSOE, recurrió ayer a un eufemismo similar al del "procedimiento" para restar importancia a la malversación y la prevaricación por la que han sido condenados Chaves y Griñán: "Estos mecanismos lograron salvaguardar en Andalucía cientos de empleos y empresas en momentos de dificultad en una comunidad fuertemente golpeada por el desempleo".
Como si el fraude tuviera otro fin que la formación de un régimen clientelar que beneficiara al PSOE en las elecciones autonómicas y como si ese desempleo fuera una catástrofe natural desligada de las políticas aplicadas por el partido en la región y de la propia malversación de fondos públicos ejecutada por la Administración socialista.
¿O cómo cabe explicar, si no, que las "ayudas socialistas" se concentraran precisamente en aquellas regiones andaluzas donde el PSOE sufría mayores dificultades electorales?
Sólo hay que recordar aquí las palabras de los fiscales del Tribunal Supremo Fernando Prieto y Rafael Escobar en su contestación al recurso de casación de los condenados, cuando afirmaron que estos fueron "conscientes" en todo momento de la "patente ilegalidad" de sus actos y que por ello "modificaron el sistema de concesión de ayudas para evitar su control".
Los delitos más graves
Lo que es indudable es que los 679 millones de euros malversados por los condenados le permitieron al PSOE comparecer dopado a las elecciones en Andalucía y que el argumento de que ni Chaves ni Griñán se enriquecieron (o "beneficiaron") personalmente de esos delitos es insostenible a la luz de dicha evidencia. ¿Qué mayor beneficio personal que ganar unas elecciones gracias al uso indebido de fondos públicos?
También lo es que el caso de los ERE se parece como una gota de agua a la mayoría de los casos de corrupción que han afectado a lo largo de los últimos 45 años de democracia a otros partidos españoles, desde el propio caso Filesa del PSOE al 3% de Convergencia y Unión, pasando por el caso Bárcenas del PP, una derivación del caso Gürtel.
La sentencia del caso ERE no condena un delito menor. Desde el punto de vista jurídico, castiga la prevaricación y la malversación agravada de fondos públicos, los dos delitos más graves, junto con el de cohecho, que puede cometer un político en el ejercicio de su cargo. Desde el punto de vista político, castiga el abuso de poder.
Porque eso, y no otra cosa, fue el caso de los ERE. Un abuso de poder.
Quien tenga dudas acerca de la equidad de la sentencia, sólo tiene que leerla para encontrar en ella todos los argumentos que convierten las condenas de Chaves y Griñán en las más justas dada la gravedad de los delitos cometidos.