La comparecencia de Fernando Grande-Marlaska en el Congreso sólo ha servido para que se siga estrechando el cerco en torno al ministro. El presidente de la Comunidad de Aragón cuestionó la trayectoria del secretario general de su partido a la cabeza del Gobierno. Y un estudio de BBVA sobre la confianza de los españoles da claves sobre la realidad sociológica de nuestro país.
A Marlaska sólo le apoya el presidente
Lejos de asumir sus contradicciones, Fernando Grande-Marlaska se enrocó durante su comparecencia de ayer miércoles en el Congreso en su versión sobre la tragedia de Melilla. Todos los grupos de la Cámara, incluidos sus socios parlamentarios y la pata morada del Gobierno de coalición, cargaron contra el ministro del Interior acusándole de mentir.
Sin embargo, Marlaska insistió en que la Guardia Civil actuó "de forma más que proporcionada". El ministro sigue negando que hubiese muertos en el lado español de la valla. Algo que contradice las apreciaciones que han podido hacer los diputados que visitaron la frontera, el defensor del Pueblo y medios como la BBC o, más recientemente, Lighthouse Reports.
La Guardia Civil reconoció además a los diputados de la Comisión de Interior que dejaron pasar a los gendarmes marroquíes para que se llevasen a más de 400 inmigrantes. Después de haber revisado los vídeos remitidos por Interior (un metraje que misteriosamente estaba cortado durante los momentos clave), los diputados constataron que los cuerpos estuvieron en el lado español.
Interior no puede seguir negando lo que es cada vez más evidente. Que de las 23 muertes, como mínimo, que provocó el asalto a la valla, alguna pudo producirse en suelo español. Es muy elocuente que ni los socios del Gobierno crean las explicaciones del ministro. Ni siquiera EH Bildu, principal beneficiario de su política de acercamientos de presos etarras al País Vasco y Navarra.
Sólo el presidente, al no cesarle, parece apoyar a Marlaska.
La sutileza de las críticas de Lambán
No se han prodigado demasiado los barones regionales del PSOE en sus críticas a Pedro Sánchez durante esta legislatura. No ha sido por falta de razones. Emiliano García-Page es uno de los díscolos que, a cuentagotas, ha verbalizado sus discrepancias con la dirección. Otro de ellos es Javier Lambán.
El presidente de Aragón fue muy claro sobre el indulto a los autores del golpe a la democracia de 2017, y ayer miércoles sugirió que "a España y el PSOE" les habría ido mejor con Javier Fernández como secretario general de su partido. También cuestionó el "invento maligno donde los haya" de las primarias y lamentó la "contaminación populista" que padece la política nacional.
Lambán precisó luego que sus palabras no deben comprenderse como una "deslealtad" hacia Pedro Sánchez, al que confirma su "apoyo". Es decir, asumió que el país y el partido estarían mejor en otras manos, despreció el proceso de selección que llevó a Sánchez al poder y advirtió sobre las consecuencias de abrir las puertas de par en par al populismo. Pero, aun así, pidió prudencia en las interpretaciones.
Si no se puede deducir de sus palabras una crítica al presidente del Gobierno, en fin, es muy difícil sacar en claro otra cosa.
Las encuestas confirman las sospechas
La Fundación BBVA publicó ayer un estudio que da buena cuenta del estado de la confianza de los españoles. Las peores posiciones son para los partidos políticos, los bancos, las redes sociales y los sindicatos, que cuentan con los índices de rechazo más elevados. Las mejores posiciones son para la Sanidad pública, la Policía, el Ejército y las organizaciones ecologistas.
Parece claro que la tragedia de la pandemia, el incremento del peligro en el mundo tras la invasión rusa de Ucrania y el desafío del cambio climático explican el incremento de la confianza en ciertos sectores e instituciones sociales.
Para lo que también sirve esta investigación, basada en 4.000 encuestas que incluyen preguntas sobre política y religión, es para sacar una conclusión. Que España ha evolucionado, durante las cuatro décadas de democracia, hacia una nación sociológicamente de centroizquierda, mucho menos apegada a la fe católica que a las aportaciones de la medicina y ciencia, y desconfiada respecto a las instituciones estatales y financieras tras haber sufrido una dura crisis económica y docenas de casos de corrupción.
El estudio objetiviza, en resumen, lo que para miles de españoles eran sólo intuiciones.
*** El Merodeador es el seudónimo colectivo de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL integrada por Cristian Campos, Jorge Raya Pons y Víctor Núñez.