De las listas para el Congreso de los Diputados que el Comité Electoral del Partido Popular ha hecho públicas este miércoles sólo puede decirse que son un acierto estratégico. Porque responden a un diseño equilibrado que le permitirá a Alberto Núñez Feijóo integrar armónicamente en la misma candidatura a su núcleo duro gallego, a miembros del equipo de Ayuso, a históricos de su partido y a hasta cinco exdirigentes de Ciudadanos.
Las listas con las que el PP concurrirá al 23-J no sólo han seleccionado a un plantel de perfiles de acreditada competencia en la gestión pública y privada. También han seguido un claro criterio político al incluir, por un lado, nombres de talante muy moderado como Borja Sémper o Nacho Martín Blanco para expulsar definitivamente de la centralidad al PSOE de Sánchez. Y, por otro, perfiles de un estilo más vehemente como Cayetana Álvarez de Toledo o Rafael Hernando, para arañarle votos a Vox.
Para garantizar en su proyecto de renovación un poso de continuidad con las etapas de sus predecesores, Feijóo también ha querido contar con históricos mandos de las épocas de José María Aznar y de Mariano Rajoy.
Y la intención de ensanchar la base electoral del PP también es evidente en la elección de candidatos como la exconsejera de Cultura por Ciudadanos de la Comunidad de Madrid y número tres en la lista de José Luis Martínez-Almeida, Marta Rivera de la Cruz; así como los ex de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero.
A todo ello se le suma, como adelantó EL ESPAÑOL el sábado, la designación de los miembros del comité de dirección de Feijóo para encabezar las listas en sus respectivas provincias.
Que el arreglo es inteligente y compensado se evidencia en que la redacción de las listas no ha suscitado conflicto alguno en el PP. Una pacificación en las candidaturas que atestigua que el de Feijóo es un partido cohesionado y con unidad de acción. Y que contrasta con el descontento generado en el PSOE por las listas de Sánchez y con la pugna feroz para designar a los candidatos de la coalición entre Sumar y Podemos.
Las listas de Feijóo son también una declaración de intenciones en el marco de un programa de ruptura con la política de bloques con el que el líder popular se comprometió ayer, abogando por "olvidar el conmigo o contra mí".
En la Comunidad Valenciana, parece que los populares han recurrido a la estrategia de la vacuna contra Vox. O sea, inocular una pequeña dosis de participación del partido ultra en un ejecutivo autonómico para acostumbrar a los votantes a los pactos con Vox, y que no se produzca una reacción en el caso de que tuvieran que volver a apoyarse en ellos.
Pero después del precipitado acuerdo, susceptible de generar inquietud sobre la futura política de alianzas de Feijóo a nivel nacional y en un eventual Gobierno, el presidente del PP ha querido enfatizar su vocación de gobernar en solitario. Una intención refrendada por el descarte de su partido en Murcia a alcanzar un pacto con Vox análogo al de Carlos Mazón.
Se confirma así que el PP va a actuar en función de las circunstancias concretas en cada gobierno en disputa, y que no se contempla desde la dirección nacional un pacto general con Vox en las autonomías.
Esta ha de ser la línea que siga el PP para sus negociaciones y pactos autonómicos y municipales: que el caso de Valencia no se repita en todos aquellos territorios en los que el PP se haya quedado cerca de la mayoría absoluta y pueda prescindir más fácilmente de Vox. Que agote todas las posibilidades de gobernar en solitario. Y que allí donde no le quede otra opción Feijóo se mantenga firme en los principios irrenunciables y las líneas rojas que ha marcado este martes.