El fichaje de David Broncano y de su programa La resistencia ha sido el aleteo de mariposa que ayer martes provocó un maremoto en el Consejo de Administración de RTVE. El ente público afronta ahora una situación de extrema inestabilidad provocada por la negativa de PSOE y PP a llegar a un acuerdo para el nombramiento de un presidente de consenso.
Prueba del caos generado por el fichaje de Broncano es que la presidente interina del ente público, Elena Sánchez, consiguió ayer el apoyo de los tres consejeros del PP y de uno de los dos de Podemos para la destitución de José Pablo López, director de Contenidos de RTVE, para ser de inmediato destituida a propuesta del segundo consejero de Podemos y con el voto de los tres del PP que la acababan de apoyar.
Mientras no se nombre un nuevo presidente, y la posibilidad de que PSOE y PP lleguen ahora a un pacto parece muy lejana, la presidencia de RTVE será rotativa entre los ocho consejeros restantes del ente, seis de ellos salientes puesto que su mandado finalizaba precisamente ayer martes.
Los motivos de la inestabilidad en RTVE tienen su origen en la falta de consenso entre PSOE y PP, pero también en la batalla entre dos modelos de televisión pública radicalmente diferentes.
Uno tradicional, informativo y de servicio público, en la línea de la BBC británica, que era el modelo defendido por Elena Sánchez.
Y otro centrado en el entretenimiento, mucho más beligerante políticamente y cuyo objetivo era competir de tú a tú con las televisiones privadas. Este era el modelo defendido por José Pablo López y el Gobierno de Pedro Sánchez, principales avaladores a su vez de la 'compra' de Broncano.
El fichaje del presentador de La resistencia por 14 millones de euros al año con el objetivo de competir con El hormiguero de Pablo Motos en la franja horaria más influyente de la televisión española ha acabado convertido así en el emblema de la batalla entre dos modelos de televisión pública.
Los ceses de Elena Sánchez, que desempeñaba el cargo desde septiembre de 2022, y de José Pablo López, el hombre de confianza de José Miguel Contreras, director de contenidos de Prisa Media, no abortarán el fichaje de Broncano, pero seguramente sí reducirán la duración del contrato con el presentador y lo limitarán a un solo año.
Ambos ceses dejan también en el aire la renovación del Consejo de Administración, así como el desarrollo de la convocatoria de oposiciones en RTVE para más de 50 ocupaciones: las bases generales se publicaron el pasado viernes 22 y las pruebas se iban a realizar, en principio, a partir del 1 de julio.
El cese de Sánchez no implica, en cualquier, caso su salida del Consejo de Administración. Algo que sólo podría darse tras su dimisión voluntaria y que generará todavía más zozobra en el órgano de dirección del ente público. La posibilidad de que PP y PSOE lleguen ahora a un acuerdo para el nombramiento de un presidente es muy pequeña.
Sin director de programas y sin presidenta, RTVE queda desarbolada y a expensas de la batalla política en el Congreso de los Diputados. Una batalla que reproduce los mismos esquemas que han llevado al bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial y de otros tantos organismos e instituciones españolas.
El bloqueo, en última instancia, es consecuencia de la apuesta de la Constitución Española por la estabilidad y el pacto entre las grandes fuerzas del escenario político, pero que deriva en parálisis si esas formaciones, como es el caso, se enrocan y rechazan cualquier tipo de acuerdo.
Estamos así ante una consecuencia imprevista por parte de los autores de la Constitución, pero que confirma el estado tóxico de obstrucción institucional al que parecemos condenados los españoles y del que ahora es víctima RTVE.