Sólo tres semanas después de haber festejado el título de Liga, el Real Madrid ha vuelto a coronar la Cibeles este domingo para celebrar con la afición merengue su decimoquinta Champions League. Tras ganar seis en los últimos diez años, el mundo del fútbol parece haberse habituado a la fórmula de la imbatibilidad del conjunto blanco. Pero no deja de resultar abrumador repasar el palmarés de un equipo que ha jugado 18 finales de la máxima competición europea.
Los números se antojan aún más apabullantes si se echa un vistazo comparativo al de sus rivales inmediatos. El segundo equipo con más Copas de Europa, el Milan, tiene siete en su haber. Es decir, las mismas que ha logrado sólo Florentino Pérez a lo largo de su mandato. Y tan sólo una más de las que Kroos, Modric, Nacho y Carvajal reúnen cada uno, después de haber igualado las seis que conquistó Paco Gento.
La contribución del presidente del club a esta nueva época dorada del Madrid es insoslayable. Florentino ha batido también el récord de Santiago Bernabéu, al lograr 62 títulos entre las divisiones de fútbol y baloncesto desde que llegó en el año 2000.
Son varios los paralelismos entre el presidente que muñó el mito del Madrid moderno y el que lo ha conducido hasta su máxima expresión en la época contemporánea.
Si Bernabéu creó el formato de la Champions, Florentino ha impulsado la nueva Superliga. El primero construyó un nuevo estadio para albergar a una institución en crecimiento, y el segundo es responsable de la ampliación del actual. El directivo más emblemático de la historia blanca arrancó la proyección global y la consolidación como club hegemónico del Real Madrid, mediante planes de fichaje de los mejores jugadores del mundo, y el que ha venido a recoger su testigo lo ha llevado más lejos, desde la situación comprometida en la que lo asumió hasta convertirlo en el equipo de fútbol más valioso del planeta.
La solvencia económica de la gestión de Florentino tampoco admite duda. Gracias a la prudencia presupuestaria que la ha caracterizado, el club ha podido mantener las cuentas saneadas incluso tras millonarios fichajes. De hecho, otra de las virtudes de este Madrid ha sido saber reponerse de las recientes salidas en cascada de algunas de sus máximas leyendas sin que se haya resentido la rocosidad del equipo ni el equilibrio financiero de la institución.
En la forja de esta épica de las gestas deportivas ha sido igualmente capital Carlo Ancelotti. Atesora cinco Champions, siendo el técnico que más veces se ha hecho con el trofeo. El gen ganador del Madrid parece haberse aquilatado desde que el italiano está al frente del vestuario.
Incluso en partidos como el de este sábado, uno de los menos brillantes de los blancos en la competición europea, el once de las remontadas es capaz de pasar de ser asediado a avasallar, sobreponiéndose a la espesura que abotargó a los de Ancelotti como consecuencia de haber partido como grandes favoritos. Es la seña de identidad de este club, que saca toda su bravura ante la adversidad. Y que además de contar con la frescura de un Vinicius que volvió a ser decisivo en una final, había abierto el marcador gracias a un Dani Carvajal que representa como nadie la casta de los veteranos del club. Un gol aún más meritorio tratándose de un defensa de menor altura que la mayoría de sus rivales alemanes.
El Real Madrid se ha proclamado campeón en Wembley sin haber perdido un sólo partido en toda las fases de esta edición. Florentino templó las felicitaciones de la prensa replicando que ya están pensando en la Decimosexta. Pocas expresiones más representativas que esta del espíritu insaciable que caracteriza a este equipo. Junto a este momento inmejorable, la ilusión que despierta la próxima llegada de Kylian Mbappé dibuja el escenario soñado para cualquier madridista.